El exministro esquiva aclarar sus comunicaciones con el presidente, mientras aumenta la inquietud en el partido por una posible deriva autoritaria. Dirigentes admiten que «se teme entrar en su despacho».
La polémica desatada por el caso Koldo sigue generando efectos dentro del PSOE. En esta ocasión, los protagonistas son el exministro José Luis Ábalos y su antiguo colaborador Koldo García, cuya implicación ha desatado una crisis con repercusiones imprevisibles para la formación. La presión se dirige ahora hacia el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, luego de que se revelara un intercambio de mensajes con Ábalos que muchos interpretan como una muestra de cómo se ejerce el poder en Moncloa.
Ábalos, conocido por su habitual ambigüedad, no ha confirmado ni desmentido el contenido de esas comunicaciones. Sin embargo, el malestar en el PSOE es palpable. “Se habla de mensajes en los que Sánchez aparece inflexible, sin espacio para la discrepancia. Autoritario. Hay temor a entrar en su despacho”, comentan algunos integrantes del grupo parlamentario.
La tensión se agrava con el papel de Koldo García, involucrado en supuestas irregularidades y contratos públicos que afectan directamente al Gobierno. Lo que empezó como un escándalo marginal ha llegado al centro del poder socialista, con consecuencias aún por determinar. “No se trata solo de corrupción. Es la forma en que se tomaban decisiones, el círculo de confianza de Sánchez y el rol de figuras como Ábalos”, señala un dirigente territorial del partido.
La ausencia de una respuesta clara por parte de Sánchez ha aumentado la preocupación interna. El presidente ha optado por guardar silencio y centrarse en su agenda institucional, mientras algunos en el partido temen que el asunto pueda acabar debilitando su liderazgo. “La gestión del problema es irregular. Se percibe que Moncloa ha perdido el control de la narrativa y que preocupa lo que pueda surgir en los próximos días”, indican fuentes del Congreso.
En este contexto, Ábalos se ha convertido en una figura incómoda dentro del partido. A pesar de haber salido del núcleo duro, posee información relevante y mantiene abiertas vías que generan inquietud en Ferraz. “Sabe mucho y, por ahora, prefiere insinuar antes que hablar”, explican fuentes socialistas, quienes interpretan esta actitud como una forma de protegerse o incluso negociar ante un posible avance judicial.
Paralelamente, varios barones del PSOE han expresado su inquietud por la deriva de la formación. «Esto no puede continuar así. Es necesario recuperar la confianza en la dirección, lo que requiere transparencia, humildad y un cambio de estilo», reclaman en privado.
El partido se enfrenta en las próximas semanas a una campaña electoral decisiva para el Parlamento Europeo, mientras vive una crisis interna sin precedentes desde que Pedro Sánchez recuperó la dirección en 2017. El caso Ábalos-Koldo ha trascendido lo judicial y ético para convertirse en una sacudida política que ha hecho tambalear la estrategia presidencialista construida en los últimos años.
