En Bohmte, una pequeña localidad de Baja Sajonia con alrededor de 13.000 habitantes, se produjo un hecho poco común que alteró la rutina del lugar. Un viaje en coche acabó con el automóvil incrustado en el tejado de un granero tras atropellar a un niño.
El incidente tuvo lugar el pasado sábado por la noche. Un hombre de 42 años manejaba su Volvo XC40 con su esposa, sus dos hijos de 11 y 12 años, y un amigo de estos de 13. Según la información aportada por las autoridades y medios locales, el conductor perdió el control después de chocar contra un vehículo estacionado. Como consecuencia, el Volvo salió despedido, atravesó un jardín privado, impactó a un niño que estaba jugando y se elevó por una pendiente hasta quedar alojado en el techo de un granero.
El hecho movilizó a numerosos servicios de emergencia, con alrededor de una docena de ambulancias y dos helicópteros, ante el temor de un desenlace fatal. No obstante, todos los ocupantes del coche pudieron salir por sus propios medios. No se registraron fallecimientos, aunque la esposa del conductor y el menor atropellado sufrieron heridas graves.
Este suceso vuelve a poner sobre la mesa el modelo de tráfico aplicado en Bohmte desde 2007, que prescinde de señales y semáforos. Esta iniciativa experimental buscaba mejorar la convivencia entre peatones y conductores y había reducido significativamente los accidentes graves. Sin embargo, algunos testigos señalan que el exceso de velocidad pudo haber sido un factor determinante, aspecto que la investigación actual deberá esclarecer.
