El campo español se moviliza nuevamente en respuesta al acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y los países de Mercosur, firmado el pasado 6 de diciembre. Este pacto busca crear la zona libre de aranceles más grande del mundo, pero ha sido recibido con escepticismo por parte de los agricultores españoles, quienes consideran que fomenta una competencia desleal.
En Valladolid, más de 200 tractores y decenas de agricultores recorrieron las calles para expresar su descontento. Carlos Duque, portavoz de la Unión de Asociaciones del Sector Primario Independientes (UNASPI), denunció que las normativas actuales están asfixiando al sector. Según Duque, el acuerdo permite el uso de cultivos transgénicos y costos laborales más bajos, lo que perjudica a los productores locales.
En Pamplona, la asociación Semilla y Belarra también se unió a las protestas, destacando la importancia de la soberanía alimentaria. Alberto Alecha, portavoz de los manifestantes, subrayó la necesidad de ser competitivos frente a los productos importados de fuera de Europa.
El rechazo al acuerdo no se limita a España. Francia ha liderado la oposición, argumentando que podría afectar negativamente a los productores agrícolas comunitarios. Mientras tanto, Christophe Hansen, comisario europeo de Agricultura, defiende el pacto, asegurando que beneficiará al sector lácteo y de quesos, aunque reconoce la importancia de escuchar las preocupaciones del sector agrícola.
Las organizaciones agrarias Asaja y COAG han convocado una protesta para el próximo 16 de diciembre en Madrid. Pedro Barato, presidente de Asaja, critica la falta de reciprocidad en las normativas y exige que las reglas del juego sean iguales para todos. Además, señala la necesidad de implementar cláusulas espejo para garantizar condiciones justas en la producción.
El acuerdo de Mercosur, negociado durante más de 25 años, eliminaría aranceles para el comercio entre la UE y los países de Mercosur, afectando sectores sensibles como la carne de vacuno, el azúcar y el arroz. Las organizaciones agrarias europeas advierten sobre el riesgo de saturación del mercado y pérdida de ingresos debido a la afluencia de productos de bajo costo.
En conclusión, mientras el acuerdo promete beneficios económicos, el sector agrario europeo exige medidas que aseguren una competencia justa y protejan la agricultura familiar. Las movilizaciones continuarán hasta que se logre un equilibrio entre el libre comercio y la protección de los productores locales.