El fallecimiento de Ahmed Subaire supone la pérdida de una figura emblemática en la historia de Ceuta, un hombre cuya vida estuvo marcada por la lucha incansable por los derechos de la comunidad musulmana y por su firme apuesta por el diálogo y la convivencia entre culturas.

Durante la década de 1980, cuando España se preparaba para aplicar de forma estricta la Ley de Extranjería, Subaire emergió como una voz crucial para evitar que numerosos musulmanes residentes en Ceuta y Melilla se vieran afectados. Junto a Omar Duddú de Melilla, lideró negociaciones con el Ministerio del Interior que culminaron el 11 de febrero de 1986 con un histórico acuerdo. Este pacto reconoció el derecho a la nacionalidad española de miles de ciudadanos musulmanes arraigados en ambas ciudades autónomas y evitó la aplicación indiscriminada de una normativa que habría dejado en situación irregular a una parte importante de la población.

Además, gracias a su liderazgo y al de otros defensores, se estableció una comisión mixta destinada a definir el concepto de arraigo y a elaborar un censo que reflejara la realidad de las comunidades musulmanas en Ceuta y Melilla, garantizando así el respeto de sus derechos fundamentales.

La influencia de Ahmed Subaire trasciende su lucha contra la Ley de Extranjería. Su compromiso con la igualdad y la justicia social le llevó a involucrarse activamente en la política local. En 2010, se unió al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de Ceuta, aportando su experiencia y visión en defensa de los intereses de la ciudad. Aunque su paso por el partido fue breve, al abandonar la formación en 2011 por desacuerdos internos, su legado como defensor de los derechos humanos permaneció intacto.
Subaire también se destacó como un incansable promotor de la convivencia y el entendimiento entre España y Marruecos. Admirador de la monarquía marroquí y del legado del rey Hassan II, trabajó por construir puentes entre ambas culturas, convirtiéndose en un símbolo de diálogo y respeto mutuo en una ciudad caracterizada por su diversidad cultural.

Con su partida, Ceuta pierde a un líder que supo tender puentes en tiempos de tensión y que apostó por la integración y la cooperación como herramientas esenciales para el progreso social. Su activismo no solo defendió la dignidad de los musulmanes de la ciudad, sino que también dejó un legado de unidad que sigue inspirando a quienes creen en la importancia del respeto y la convivencia pacífica.
Hoy, el mensaje de Ahmed Subaire resuena con más fuerza que nunca, recordándonos que el compromiso con la justicia social y la defensa de los derechos humanos son pilares fundamentales para construir una sociedad más inclusiva y respetuosa. Su memoria perdurará en la comunidad ceutí y en el legado intercultural que ayudó a forjar entre España y Marruecos.