La modelo revive el escándalo del blanqueo de capitales en el aniversario de la condena de la tonadillera, exigiendo justicia y despertando viejas heridas.
El paso del tiempo puede atenuar la memoria, pero hay heridas que no cicatrizan. Alba Carrillo, conocida por su franqueza sin cortapisas, ha vuelto a la carga en uno de los aniversarios más incómodos del corazón patrio: el de la condena de Isabel Pantoja por blanqueo de capitales. Lejos de sumarse al olvido colectivo, la modelo ha sido contundente: “A mí no se me olvida. Con todo lo que robó, qué bien se lo pasa. Que devuelva el dinero”.
Sus declaraciones, directas y sin filtro, llegan justo cuando se cumplen diez años del fallo judicial que llevó a la artista a prisión. Fue en 2014 cuando la tonadillera fue sentenciada a dos años de cárcel y al pago de una multa de 1,1 millones de euros. Un caso que estremeció al país y rompió la imagen impoluta de una de las voces más representativas de la copla.
Un aniversario incómodo
Lejos de pasar desapercibidas, las palabras de Carrillo han agitado de nuevo el avispero mediático, poniendo sobre la mesa una verdad incómoda: la aparente impunidad con la que algunas figuras públicas rehacen su vida tras ser condenadas por delitos económicos. “Que vuelva a cantar si quiere, pero que primero cumpla con lo que debe”, ha espetado la exmodelo en un momento que ha reabierto un debate latente en la sociedad española.
Isabel Pantoja, desde su puesta en libertad en 2016, ha optado por el silencio en torno a su condena. Mientras retoma su carrera artística y se pasea por platós y escenarios, evita pronunciarse sobre aquella etapa oscura. Sin embargo, como demuestra Carrillo, hay quienes no están dispuestos a pasar página.
¿Redención o favoritismo mediático?
La biografía de la cantante es una novela viva: musa, viuda, madre, icono y, también, reclusa. Pero el regreso triunfal de Pantoja al panorama mediático plantea preguntas de fondo: ¿Debe la fama blindar a una persona de las consecuencias sociales de sus actos? ¿Hasta qué punto el espectáculo borra la memoria colectiva?
Carrillo no está sola en su postura. Su crítica se enmarca dentro de una corriente creciente que cuestiona la indulgencia con la que se trata a ciertos personajes públicos tras sus escándalos judiciales. Desde casos de evasión fiscal hasta corrupción, la televisión y los medios han demostrado, en muchos casos, una capacidad de perdón que contrasta con la exigencia que se impone a otros ciudadanos.
El fantasma del caso Malaya
Las palabras de Alba también resucitan otros nombres ligados al llamado caso Malaya, como Julián Muñoz y Maite Zaldívar, cuyo vínculo con Pantoja fue clave en la investigación. Un rompecabezas judicial que retrató una época de excesos, favoritismos y desvíos millonarios.
Diez años después, el eco de aquella sentencia aún resuena. Y si bien muchos prefieren mirar hacia otro lado, voces como la de Alba Carrillo recuerdan que hay historias que no deberían quedar enterradas bajo los focos del espectáculo.
