El Atlético de Madrid consiguió una victoria ajustada contra el Inter de Milán en el Metropolitano con un cabezazo decisivo de José María Giménez en los minutos finales. Previamente, Julián Álvarez había adelantado a los rojiblancos, y el conjunto italiano igualó antes de que el futbolista uruguayo lograra el gol definitivo.
Este encuentro dejó buenas impresiones en los jugadores menos habituales, quienes aprovecharon para demostrar su nivel.
Musso volvió a la portería debido a las molestias de Oblak y respondió con seguridad, aunque no pudo evitar el gol de Zielinski. En la defensa, Giménez y Hancko constituyeron una zaga sólida, con el uruguayo protagonista al final del partido. Por su parte, Ruggeri cumplió su labor en el lateral izquierdo, aportando estabilidad y lanzando centros de peligro.
En las bandas, Nahuel Molina inició con intensidad, asistiendo en el centro que originó el primer gol, aunque acabó fatigado y fue reemplazado por Pubill, quien añadió velocidad y profundidad en la segunda mitad. Giuliano se mantuvo como un pulmón en la derecha, generando constante peligro, mientras que Cardoso, tras varios meses sin jugar, dejó una buena impresión en su regreso a la Champions, mostrando seguridad y agresividad en defensa.
En el centro del campo, Koke dirigió el ritmo del juego, acompañado por Baena y Barrios, que aportaron un destacado trabajo físico y firmeza defensiva. Gallagher cumplió con su tarea de presión, aunque sin destacar en la creación ofensiva.
En la zona ofensiva, Julián Álvarez anotó el primer gol y luchó de manera individual, mientras que Sorloth y Griezmann entraron en la segunda parte para dar movilidad y presencia en el área. Precisamente, Griezmann asistió a Giménez en la acción que definió el partido.
Con esta victoria, el Atlético suma tres puntos importantes y demuestra que sus jugadores menos habituales están preparados para asumir responsabilidades cuando el equipo lo requiere.
