Por Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (MDyC)
José María Aznar vuelve a ser protagonista en los medios de comunicación y no para bien, como nos tiene acostumbrados. Recientemente declaró que la inmigración hispanoamericana es “beneficiosa” porque busca trabajar, mientras que la inmigración musulmana constituye un peligro y una lacra a combatir. Todo ello con la arrogancia y el maquiavelismo que siempre lo han caracterizado.
Lo curioso es que durante su mandato regularizó casi 500.000 inmigrantes, muchos de ellos africanos y musulmanes. ¿Por qué ahora resulta que hay que frenar la inmigración musulmana si él mismo impulsó su regularización en su momento? La respuesta está en el contexto político: la inmigración se ha convertido en un tema clave en Europa, utilizado por partidos ultraderechistas y por fundaciones como FAES, presidida por Aznar, para señalar culpables y justificar políticas de exclusión.
Ceuta y Melilla son las ciudades más afectadas por este tipo de discursos, por su concentración de población musulmana. Sin embargo, estas comunidades son ejemplares, trabajadoras y parte esencial del desarrollo económico local.
No podemos olvidar quién es Aznar. Presidente del Gobierno entre 1996 y 2004, su legado incluye privatizaciones masivas, políticas neoliberales, y un uso de la inmigración para favorecer grandes capitales mientras la población trabajadora sufría. A esto se suman las mentiras que marcaron su mandato: el Prestige, la guerra de Irak y el 11M, entre otras.
El MDyC considera que sus declaraciones actuales solo desacreditan aún más a quien fuera presidente y ponen de relieve la necesidad de un debate serio, informado y respetuoso sobre inmigración en España. Ceuta, como ciudad diversa y plural, merece liderazgo que reconozca el valor de todas sus comunidades y defienda la dignidad de sus ciudadanos.




