El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el mandatario salvadoreño Nayib Bukele consolidaron este lunes su alianza estratégica durante un encuentro en la Casa Blanca, en el que acordaron no permitir la liberación de un hombre que fue deportado por error a El Salvador.
La reunión, cargada de simbolismo político, marcó un punto clave en la relación entre ambos líderes, quienes comparten posturas duras en materia de seguridad y migración. El caso del individuo deportado erróneamente se convirtió en el eje de la conversación, donde Bukele dejó clara su negativa a intervenir en su favor.
«No tengo el poder para hacerlo y no puedo mandar a un terrorista a EE. UU.», declaró Bukele tras el encuentro, dejando entrever que considera al deportado una amenaza potencial. A pesar de tratarse de una expulsión errónea según organismos defensores de derechos humanos, tanto Trump como Bukele mostraron una postura firme de no dar marcha atrás.
Bukele, a quien Trump ha llamado «el mejor aliado en el continente», justificó la decisión con una polémica afirmación: «Para liberar a millones, hay que encarcelar a algunos», una frase que ya ha generado críticas en redes sociales y entre defensores de las libertades civiles.
La alianza entre ambos líderes, que comparten aspiraciones de poder y estilos autoritarios, se refuerza en medio de crecientes tensiones por el manejo migratorio en la región. Este nuevo capítulo subraya un enfoque implacable que promete seguir generando debate en ambos lados del continente.
