El príncipe Andrés de Inglaterra pierde oficialmente su título principesco. Desde ahora, pasará a identificarse simplemente como Andrew Mountbatten Windsor, tras la decisión del rey Carlos III de suprimirle todos los honores y distinciones oficiales debido a su supuesta vinculación con la red de abusos sexuales del financiero estadounidense Jeffrey Epstein.
El monarca ha puesto en marcha el procedimiento formal para anular cualquier título o tratamiento real que ostentaba su hermano menor, en una medida sin precedentes en la monarquía británica contemporánea. Un comunicado emitido por el Palacio de Buckingham señala que “Sus Majestades desean expresar que sus pensamientos y máxima solidaridad están, y permanecerán, con las víctimas y sobrevivientes de todo tipo de abuso”.
Esta decisión incluye también la expulsión de Andrés del Royal Lodge, su residencia oficial en Windsor desde 2004. Ya no podrá habitar en ninguna propiedad perteneciente a la Corona y se trasladará a una finca privada en Sandringham de 8.100 hectáreas, cuyo mantenimiento correrá a cargo del propio Carlos III.
Con esta medida, el rey rompe con una tradición familiar que se remonta décadas atrás. La última ocasión en que se retiró un título principesco fue en 1917, durante la Primera Guerra Mundial, cuando Jorge V eliminó dignidades nobiliarias de ciertos miembros de la familia real con vínculos alemanes. No obstante, esta sanción tiene un origen personal y no político.
El comunicado oficial de Buckingham destaca que las sanciones “se consideraron necesarias, pese a la negativa constante de él a las acusaciones”. Las princesas Eugenia y Beatriz, hijas de Andrés, conservarán sus títulos y privilegios.
La familia de Virginia Giuffre, víctima de Epstein fallecida hace algunos años, valoró positivamente la resolución. “Nuestra hermana, que era una menor cuando Andrew cometió abusos sexuales contra ella, nunca desistió en la búsqueda de justicia”, afirmó su hermano Skye Roberts. “Hoy ella declara que se ha logrado una victoria. Seguiremos luchando hasta que todos los responsables en la red de Epstein y Maxwell rindan cuentas”.
Esta acción se produce tras semanas de presión desde el Parlamento británico y la opinión pública, que consideraban inadmisible que Andrés continuara residiendo en una propiedad estatal mientras el caso Epstein volvía a tomar relevancia mediática. Su nombre estuvo rodeado de controversia desde 2019, cuando su amistad con Epstein y las acusaciones asociadas dañaron su imagen pública.
La decisión de Carlos III busca preservar la integridad de la institución frente a un potencial escándalo que comprometería su credibilidad. Según fuentes cercanas al Palacio, el príncipe Guillermo habría sido un firme defensor de una “ruptura completa” con su tío para “proteger la Corona”.



 
                                    