Un tribunal en Reino Unido declaró culpable este martes a Hamit Coskun, de 50 años, por incitar al odio religioso tras incendiar un ejemplar del Corán frente al consulado de Turquía en Londres el 13 de febrero.
Durante el suceso, Coskun pronunció expresiones ofensivas contra el islam mientras quemaba el texto sagrado en la vía pública. El evento, grabado y difundido en redes sociales, suscitó una gran indignación dentro del Reino Unido y también en otros países, siendo criticado por líderes religiosos, organizaciones de derechos humanos y autoridades turcas.
La Fiscalía señaló que la acción no solo reflejaba intolerancia, sino que pretendía ocasionar odio y crear tensiones entre comunidades religiosas. Coskun, que no mostró remordimiento durante el proceso, defendió que su acto estaba protegido por la libertad de expresión, argumento que el jurado rechazó de manera unánime.
El juez a cargo enfatizó que «la libertad de expresión no puede usarse para justificar actos que buscan ofender intencionalmente y fomentar el odio». La sentencia será dictada en las próximas semanas, y Coskun podría enfrentar prisión.
Este caso se suma a otros incidentes similares en Europa que han reabierto el debate sobre los límites de la libertad de expresión y la importancia de preservar la convivencia pacífica en sociedades diversas.
