El desafío que representan las toallitas desechables ha crecido durante los últimos años, ocasionando daños considerables en las redes de saneamiento en distintas ciudades. Estas toallitas, frecuentemente anunciadas como ‘biodegradables’, no se degradan con la rapidez adecuada, generando bloqueos importantes en las canalizaciones.
En Ceuta, por ejemplo, la planta que gestiona las aguas residuales en San Amaro se encarga diariamente de remover un metro cúbico de toallitas que ingresan a través del sistema de alcantarillado. Esta situación implica gastos añadidos para el mantenimiento de las infraestructuras y supone un riesgo para el medio ambiente.
En los meses estivales, el problema se acentúa debido al incremento en la afluencia turística y al uso elevado de productos de higiene personal. Las toallitas desechables que se tiran al inodoro acaban en las plantas de tratamiento, donde su eliminación resulta compleja y costosa.
La colaboración ciudadana resulta esencial para paliar esta problemática. Es necesario promover una mayor concienciación acerca del impacto ambiental negativo que provoca echar toallitas al inodoro. Las campañas informativas pueden contribuir significativamente a disminuir estos residuos.
Asimismo, los fabricantes deben ser más claros sobre la biodegradabilidad real de sus productos, mientras que las autoridades tienen que implementar normativas más rigurosas que aseguren la comercialización únicamente de artículos que sean verdaderamente inocuos para el entorno.
Para concluir, resolver esta cuestión requiere un esfuerzo conjunto entre la ciudadanía, las instituciones y las empresas. Solo mediante la educación, la regulación y la responsabilidad compartida se podrá proteger el sistema de saneamiento y el medioambiente frente a los efectos negativos de las toallitas desechables.
