El Partido Popular (PP) ha expresado su descontento con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por no asistir al funeral organizado por el Arzobispado de Valencia en memoria de las 222 víctimas de la DANA del pasado 29 de octubre. Según el PP, esta ausencia representa una falta de sensibilidad y responsabilidad por parte del jefe del Ejecutivo.
Durante la ceremonia, que tuvo lugar en la catedral de Valencia, estuvieron presentes la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, la ministra de Universidades, Diana Morant, y el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, además de la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé. Sin embargo, la ausencia de Sánchez fue notable y criticada por varios sectores políticos.
En declaraciones a medios de comunicación, la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, afirmó que Sánchez no está a la altura de las circunstancias ni de los ciudadanos afectados por la tragedia. Según Gamarra, el presidente debería haber estado presente por respeto a las familias de las víctimas.
Por otro lado, Vox también se sumó a las críticas. La portavoz del partido en el Congreso, Pepa Millán, calificó a Sánchez de ‘cobarde’ y lo acusó de ser responsable de la magnitud de la tragedia. Millán cuestionó la gestión del Gobierno durante la emergencia y lamentó la falta de apoyo a las víctimas.
En contraste, Podemos defendió la decisión de Sánchez de no asistir al funeral, recordando que España es un estado aconfesional. El portavoz parlamentario de Podemos, Javier Sánchez Serna, argumentó que no era necesario que el presidente estuviera presente en un acto religioso.
Asimismo, Compromís expresó su desacuerdo con la presencia de ciertos líderes políticos en el funeral. La portavoz Àgueda Micó opinó que figuras como Carlos Mazón y los reyes no tenían un papel relevante en la ceremonia y que el evento podría haberse organizado de manera diferente, centrando más en las víctimas.
Este debate pone de relieve las tensiones entre la política y la religión en España, así como las expectativas sobre el papel del liderazgo político en momentos de crisis. Mientras algunos exigen una mayor presencia y empatía del presidente, otros defienden la separación entre el Estado y la Iglesia.