El clima político en Ceuta atraviesa uno de sus momentos más tensos de los últimos años. El malestar entre ciudadanos, entidades sociales y parte de la clase política se ha intensificado a raíz de la distancia cada vez más evidente entre las posiciones de los parlamentarios del Partido Popular en Madrid y la línea institucional que mantiene el presidente de la Ciudad, Juan Vivas.
Mientras Vivas insiste en preservar la lealtad institucional, el diálogo y la estabilidad territorial, el PP nacional se mueve en una dirección distinta, abriendo la puerta a alianzas con Vox que podrían determinar el futuro inmediato de la política estatal. Un escenario que, según varias fuentes, dejaría a Vivas y al PP ceutí en una posición incómoda y poco influyente.
Riesgo de que Vivas quede fuera del tablero interno del PP
La situación podría ir aún más lejos. En los círculos políticos locales se comenta abiertamente que Juan Vivas podría “quedar fuera del tablero” de decisiones del Partido Popular si, como todo apunta, prevalece la línea marcada por Alberto Núñez Feijóo, mucho más alineada con acuerdos a la derecha que con el modelo de gestión moderado que Vivas ha defendido durante más de dos décadas.
En ese contexto, la figura del diputado nacional por Ceuta, Javier Celaya, cobra un protagonismo que inquieta a muchos. Celaya ha respaldado en el Congreso iniciativas que, según numerosas voces críticas, van en contra de los intereses de Ceuta, al apoyar políticas que acentúan el papel de la ciudad como territorio de contención y “almacén” de inmigrantes y menores no acompañados. Una posición que para sus detractores supone una “alta traición” a las necesidades reales de Ceuta y a su delicado equilibrio social.
Un territorio que exige defensa propia
La preocupación principal entre analistas y colectivos ciudadanos es que Ceuta necesita—ahora más que nunca—parlamentarios ceutíes que actúen como defensores firmes de la ciudad ante Madrid, siguiendo el ejemplo de Canarias, cuyos representantes han sabido convertir la defensa de su territorio en una fuerza decisiva en el Parlamento.
Sin embargo, si el PP nacional impone una estrategia que priorice acuerdos con Vox y discipline a sus estructuras territoriales, Ceuta podría perder su voz propia. La ciudad tendría que acatar decisiones tomadas sin considerar su singularidad, sus retos migratorios y sus necesidades estructurales.
Preocupación ante un posible giro
La distancia entre la política que propone Vivas y la que ejecutan sus representantes en Madrid deja en el aire el futuro inmediato del PP ceutí. El temor creciente entre sus bases y sectores moderados es claro: que la estrategia estatal termine por desplazar a Vivas y colocar a perfiles más alineados con Génova, aunque ello implique sacrificar la defensa de los intereses de Ceuta.
Mientras tanto, el malestar continúa creciendo y la ciudadanía observa con inquietud cómo las decisiones que se tomen en Madrid podrían redefinir el rumbo político de la ciudad autónoma.
