Juan A. Gutiérrez Torres
En los últimos días se han publicado diversos comunicados sindicales en relación con la actuación de la empresa durante la reciente inundación. La crítica sindical es legítima y necesaria en cualquier organización democrática, pero resulta preocupante que algunas de esas valoraciones se hayan realizado sin solicitar previamente información detallada sobre lo ocurrido, ni contrastar los hechos con quienes estuvieron trabajando sobre el terreno. Porque opinar sin conocer la realidad completa no contribuye a mejorar el servicio ni a defender al trabajador/a; al contrario, genera confusión, enfrentamiento y una imagen distorsionada de una plantilla que, una vez más, fue la que dio la cara en una situación complicada.
Algunos de los artículos publicados parecen responder más a conflictos personales o ajustes de cuentas internos que a una defensa real de los intereses colectivos. Cuando el foco se pone en atacar a departamentos concretos y no en resolver los problemas, el sindicalismo pierde su razón de ser. El trabajador/a no necesita guerras internas ni comunicados cargados de reproches personales; necesita soluciones, diálogo y una representación que actúe con responsabilidad y rigor.
Sin embargo, los problemas reales siguen sin abordarse. Los verdaderos problemas que afectan diariamente a la plantilla continúan sin recibir la atención necesaria y CLARO QUE ESTÁN DESMOTIVADOS/A, y lo están por:
- Falta de vehículos suficientes.
- Instalaciones y base de trabajo en un estado claramente deficiente.
- Un convenio colectivo sin cerrar desde hace más de dos años.
- Derechos sociales que se pierden, como el premio de jubilación, el abono correcto de la antigüedad o el pago de conceptos desde el mes en que se generan.
Estos son los asuntos que afectan directamente a la dignidad laboral y a la motivación de los trabajadores, y sobre los que se echa en falta una presión sindical constante y firme, precisamente por estos sindicatos oportunistas que salen con comunicados sin sentido.
Otro aspecto que genera malestar entre la plantilla es que algunos de quienes hoy critican públicamente llevan largos periodos sin incorporarse al trabajo diario en la empresa. Defender a los trabajadores/as exige conocer su realidad, compartir turnos, escuchar problemas y vivir las carencias del servicio desde dentro.
La defensa del trabajador/a no se limita a la publicación de comunicados tras una inundación. Implica negociación, presencia, constancia y una lucha real por mejorar las condiciones laborales; implica también informarse antes de opinar y actuar con responsabilidad para no dañar injustamente a quienes cumplen con su trabajo en circunstancias difíciles.
Por ello, entiendo que los trabajadores/as necesitan sindicatos que prioricen la defensa colectiva frente a las venganzas personales, que se centren en los problemas estructurales que arrastra la empresa desde hace años y que actúen con rigor antes de emitir juicios públicos.
Menos ruido mediático y más trabajo sindical efectivo, porque el respeto al trabajador/a se demuestra con hechos, no con titulares apresurados.
Fdo. Juan A. Gutiérrez Torres
(Ex sindicalista por poco tiempo) 😉



