Ceuta, 24 de octubre de 2025 – El pasado fin de semana, el Parque Marítimo se llenó de visitantes gracias a la actividad de food trucks. La iniciativa fue un éxito rotundo, atrayendo familias, turistas y vecinos deseosos de disfrutar de gastronomía y cultura al aire libre. Sin embargo, no todos celebraron la buena acogida: algunos hosteleros locales aseguraron que la actividad “les quitó clientela” y reaccionaron con críticas y boicots.
Lo paradójico es que este mismo sector ha sido históricamente uno de los más protegidos y apoyados por el Gobierno de Ceuta, con facilidades en licencias, promoción turística y medidas de respaldo que pocas industrias locales reciben. Aun así, algunos empresarios decidieron mostrar su descontento frente a una actividad que benefició a toda la ciudad.
La contradicción va más allá: mientras boicotean iniciativas culturales, algunos incumplen la normativa, ocupan calles y plazas a su conveniencia, algunos no siquiera pagan , siendo ceuta con los precios más altos en hostelería en todo el país, reducen espacios de parques infantiles y mantienen un acoso constante hacia consejeros del gobierno de Ceuta especialmente en asuntos de licencias de terrazas.
El contraste con otras actividades es evidente. El mercado medieval del mes pasado contó con la participación de hosteleros peninsulares sin conflictos ni quejas, demostrando que Ceuta puede acoger eventos de manera ordenada y beneficiosa para todos. Sin embargo, cuando se trata de ciertos empresarios locales, los intereses particulares parecen pesar más que el bienestar colectivo.
Ceuta necesita un sector hostelero responsable, que apoye la dinamización cultural y turística en lugar de bloquearla por celos o competencia. Monopolizar calles y parques, incumplir la ley y criticar iniciativas exitosas no solo contradice los beneficios que reciben, sino que limita la vida urbana y el disfrute de todos los ceutíes



