En una nueva ofensiva contra la disidencia, agentes de la policía revolucionaria cubana detuvieron este martes al reconocido líder opositor José Daniel Ferrer, cabeza de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), y al veterano dirigente disidente Félix Navarro, en un amplio operativo desplegado en Santiago de Cuba.
El asalto a la sede de Unpacu incluyó el uso de drones y concluyó con la detención de Ferrer, su esposa Nelva Ismarays Ortega-Tamayo, su hijo Daniel José, así como los activistas Roilán Zárraga Ferrer y Fernando González Vaillant. Poco después, Navarro fue arrestado en la provincia de Matanzas cuando intentaba visitar a su hija, Saily Navarro, encarcelada por motivos políticos y excluida de las recientes excarcelaciones promovidas por el acuerdo entre Estados Unidos y El Vaticano.
La operación tiene lugar apenas una semana después de la muerte del Papa Francisco, figura clave en la negociación que permitió la liberación de Ferrer a inicios de año, como parte del “minideshielo” diplomático impulsado por el expresidente Joe Biden antes de abandonar la Casa Blanca.
José Daniel Ferrer, considerado uno de los disidentes más visibles del país, ha pasado ya doce años en prisión en tres períodos distintos, tras ser encarcelado por primera vez en 2003 durante la Primavera Negra, cuando fue uno de los 75 opositores condenados por el régimen de Fidel Castro. Condenado inicialmente a muerte, su pena fue conmutada a prisión, donde permaneció ocho años.
Desde su más reciente liberación en enero, Ferrer ha sido blanco constante del hostigamiento del Estado. Su organización, Unpacu, ofrece ayuda humanitaria a cientos de cubanos cada día, lo que ha desatado una nueva ola de represión. “Más de mil personas diarias eran amenazadas para que no volvieran a recibir asistencia, pero seguían acudiendo”, denunció Javier Larrondo, presidente de Prisoners Defenders.
En un comunicado urgente, el Consejo para la Transición Democrática en Cuba, que preside Ferrer, exigió su liberación inmediata y responsabilizó al gobierno cubano por su integridad física y psicológica. La organización Amnistía Internacional también condenó las detenciones y destacó el papel incansable de Ferrer y Navarro en la denuncia de las violaciones a los derechos humanos en la isla.
«He sacrificado mi vida y a mi familia, a la que amo profundamente, para luchar por mi pueblo. Jamás abandonaré la lucha«, declaró Ferrer en enero en una entrevista exclusiva con EL MUNDO tras su excarcelación. Hoy, esa lucha vuelve a costarle la libertad.
