La publicación difundida por Miguel Tellado —un “calendario de adviento” que reemplaza los días festivos tradicionales con imágenes vinculadas a los escándalos que afectan al PSOE— ofrece un retrato claro de una situación que el Gobierno busca minimizar: la cadena continua de casos judiciales, renuncias, arrestos y conflictos internos que debilitan la autoridad de Pedro Sánchez y la confianza en su partido.
Una relación que pone de manifiesto la falta de control en el entorno socialista
El mensaje de Tellado enlistaba episodios que individualmente ya resultan preocupantes. Sin embargo, en conjunto reflejan la imagen de un partido afectado por sus propias dificultades:
• La detención de Leire Díez y del ex presidente de la SEPI, lo que genera sospechas sobre cargos vinculados con la ministra de Hacienda.
• El arresto de Antxon Alonso, vinculado con influencias políticas relevantes en la moción que llevó a Sánchez al poder.
• La renuncia por casos de acoso sexual del presidente socialista de la Diputación de Lugo.
• Nuevas inspecciones de la UCO en empresas vinculadas al círculo cercano de Santos Cerdán, uno de los colaboradores más cercanos del presidente.
• La postura del PSOE ante el caso Salazar: denuncias ocultas, prolongados silencios y una negativa a actuar.
• La condena contra el fiscal general, nombrado por Sánchez, que representa otro golpe institucional.
• El procesamiento parlamentario de Ábalos, exministro y emblema del deterioro que persiste en la imagen del PSOE.
• La declaración referente a la cátedra de Begoña Gómez, que sugiere presiones internas en la universidad.
Estos hechos, vistos en conjunto, no son incidentes aislados sino un patrón continuo que expone a un partido en crisis estructural y a un Gobierno que pierde control sobre su entorno.
Sánchez cada vez más presionado dentro de su propio bloque
Lo que el calendario de Tellado insinúa es una realidad que se consolida día tras día: Pedro Sánchez ha perdido el dominio político, ético y narrativo sobre su proyecto.
El presidente se encuentra atrapado entre:
• Un partido que acumula escándalos sin capacidad para anticiparlos.
• Una dirección que muestra incapacidad para responder con firmeza o transparencia.
• Un discurso que reclama ejemplaridad mientras sus colaboradores se ven envueltos en sucesivos escándalos que parecen una cuenta regresiva imparable.
La frase que cierra el mensaje —“Qué largo se le va a hacer el adviento a Pedro Sánchez”— no es solo un comentario irónico. Constituye un diagnóstico político: la próxima etapa del Gobierno será prolongada, complicada y caracterizada por un desgaste constante.
Un desgaste que ya no se puede ocultar
Este episodio revela la fragilidad del Ejecutivo, la incapacidad de su equipo para mantener normas éticas y la sensación creciente de que el Gobierno actúa a la defensiva, reaccionando de forma tardía e incorrecta ante los golpes judiciales o mediáticos.
Para el PSOE, este “adviento” no representa un período de espera festiva, sino una cuenta regresiva hacia un desgaste acumulado que podría superar totalmente a su liderazgo y credibilidad.




