La profunda transformación estructural que Florentino Pérez ha puesto sobre la mesa para el Real Madrid no solo redefine el modelo económico del club, sino que ha abierto un pulso interno por el control de su futura gestión ejecutiva. En el centro de ese debate emerge con fuerza un nombre: Anas Laghrari, financiero marroquí y uno de los hombres de máxima confianza del presidente blanco en los últimos años.
La reforma, que contempla la creación de una holding mercantil, la entrada de capital privado y la reorganización del club en filiales especializadas, supone un giro histórico para una entidad tradicionalmente gobernada de forma presidencialista. Y en ese nuevo esquema, Florentino Pérez baraja la creación de un cargo de consejero delegado (CEO) con amplias competencias económicas y estratégicas.
El perfil clave de la nueva etapa

Laghrari, de origen marroquí y con una sólida trayectoria en el sector financiero internacional, ha sido una figura determinante en las operaciones económicas más relevantes del Real Madrid en los últimos ejercicios. Ha participado activamente en los contactos con fondos de inversión, entre ellos Sixth Street, así como en el diseño de fórmulas que permitan atraer capital sin que el club pierda su identidad como entidad de socios.
Su creciente protagonismo ha generado tensiones internas dentro de la cúpula directiva. Mientras Florentino Pérez valora su perfil técnico, su visión global y su capacidad para negociar con grandes inversores internacionales, otros sectores del club recelan de que un ejecutivo externo —y ajeno al organigrama histórico del Real Madrid— asuma un papel tan determinante en la toma de decisiones.
Un choque de modelos dentro del club
El debate no es solo personal, sino también estratégico. Parte de la directiva defiende un modelo más conservador, basado en inversores nacionales y en una gestión continuista liderada desde dentro del club. Frente a ello, la apuesta de Florentino Pérez pasa por profesionalizar la gestión, separar la presidencia de la dirección ejecutiva y dotar al Real Madrid de una estructura similar a la de las grandes corporaciones internacionales.
Este choque de visiones se produce, además, en un contexto deportivo delicado, con dudas sobre el rendimiento del primer equipo y con la figura del entrenador bajo escrutinio, lo que añade presión a un proceso de reforma ya de por sí sensible.
La decisión, en manos de los socios
Florentino Pérez ha optado por no forzar los tiempos. La reforma será sometida a una Asamblea Extraordinaria y a un referéndum de los socios compromisarios, previsiblemente en 2026. Será entonces cuando se decida si el club avanza hacia un modelo mixto, con apertura al capital privado y una dirección ejecutiva profesionalizada, o si mantiene su estructura tradicional.
Mientras tanto, el nombre de Anas Laghrari, el asesor marroquí que ha ganado la plena confianza del presidente, se consolida como una de las figuras más influyentes del futuro inmediato del Real Madrid, en una etapa que puede marcar un antes y un después en la historia del club.


