El Banco de España señala en su Informe de Estabilidad Financiera de otoño el creciente desbalance entre el incremento de los salarios y el aumento de los precios de la vivienda, que podría generar riesgos para los hogares con menores ingresos. Aunque la salud financiera de las familias se mantiene estable, el organismo observa que la diferencia entre la evolución de los precios y la renta comenzó a ampliarse en los últimos meses.
Entre 2021 y 2024, esta diferencia permaneció bastante constante debido a la moderación en los precios de la vivienda y a la mejora de los ingresos de los hogares. No obstante, desde la primavera de 2025, la distancia se ha incrementado en nueve puntos básicos; pese a ello, aún se ubica en valores similares a los de 2004 y lejos de los niveles máximos de principios de 2008.
El informe subraya que la adquisición de viviendas depende cada vez más de la obtención de créditos y que más del 60 % del gasto de consumo total corresponde a familias con deudas activas. Según el Banco de España, una carga financiera elevada puede mermar el consumo, especialmente en situaciones adversas como el desempleo, lo que podría impactar a otros sectores económicos.
A pesar del crecimiento del precio de la vivienda, que aumentó un 12,5 % en el primer semestre de 2025 —la mayor subida en más de 18 años—, el Banco de España asegura que no existen señales de una burbuja inmobiliaria. “No se observan flexibilizaciones en los criterios para conceder créditos y, por tanto, la situación es estable desde el punto de vista financiero”, afirman los responsables del organismo.
El informe también señala una ralentización en las operaciones de compraventa, aunque los precios continúan en alza, reflejando un mercado ajustado pero controlado.



