Este miércoles comenzó la huelga de los trabajadores del metal en la provincia de Barcelona, con una participación masiva y un impacto notable tanto en la producción industrial como en la movilidad. Convocada por los sindicatos CC.OO. y UGT debido al estancamiento en la negociación del convenio colectivo, la protesta ha movilizado a aproximadamente 180.000 empleados del sector.
Desde primeras horas, los piquetes realizaron cortes en las principales vías de la capital catalana y sus alrededores. La Ronda Litoral cerca de Mercabarna fue uno de los puntos más afectados, con interrupciones en ambos sentidos que generaron largas colas. También se registraron incidencias en la A-2, la B-23, la C-31 y la C-32, según informó el Servei Català de Trànsit.
Las concentraciones tuvieron lugar en varios polígonos industriales del Baix Llobregat y el Vallès, además de ocasionar alteraciones en localidades como Cornellà, Manresa y Santpedor. Aunque la situación mejoró con el transcurso del día, persistieron algunos puntos con congestiones puntuales.
El paro comenzó a las 6:00 horas de este miércoles y se prolongará hasta la misma hora del 31 de octubre. Para los empleados en turno nocturno, las movilizaciones iniciaron el martes a las 22:00 horas. Los piquetes bloquearon los accesos a empresas ubicadas en la Zona Franca y en fábricas como Ebro, Silence y Ficosa. Además, resultaron afectadas compañías de la industria auxiliar, entre ellas Recam Láser, Motherson Sas, CMP Automotive, Alstom y Gedia.
En la planta de Seat en Martorell, la mayor del sector, la escasez de suministros provenientes de algunos proveedores obligó a paralizar dos líneas de producción, según fuentes de la empresa consultadas por Efe.
Alrededor del mediodía, cerca de mil manifestantes se congregaron frente a la sede de Foment del Treball en Barcelona para reclamar a la patronal Unió Patronal Metal·lúrgica (UPM) un nuevo convenio que incluya mejoras salariales. Los líderes sindicales Belén López (CC.OO.) y Camil Ros (UGT) calificaron la jornada como un «éxito» y advirtieron que las movilizaciones continuarán si no se logra un acuerdo.
Discrepancia salarial, el principal obstáculo
La huelga se produce tras la mediación fallida de Treball, que no consiguió acercar posiciones entre sindicatos y patronal. Los trabajadores reclaman un «convenio justo» con incrementos salariales del 3,9% para 2025, 3,6% para 2026 y 3,5% para 2027. Por su parte, la UPM propone aumentos del 3%, 2,75% y 2,5% para esos años, respectivamente.
El presidente de la UPM, Jaume Roura, expresó su pesar por haber llegado a una huelga «a pesar de los esfuerzos y propuestas presentados». Señaló que la situación actual genera perjuicios innecesarios tanto para los trabajadores como para las empresas, y afirmó que la patronal «mantiene la disposición para reanudar el diálogo».


