Australia sigue consternada tras el atentado ocurrido el domingo en la playa de Bondi, en Sídney. Quinze personas perdieron la vida cuando dos individuos armados abrieron fuego contra la multitud que celebraba la festividad judía de Jánuca. Durante el caos generado, un ciudadano logró prevenir un daño mayor: Ahmed al Ahmed, un frutero musulmán australiano de ascendencia siria, se enfrentó a uno de los atacantes y logró desarmarlo pese a resultar herido gravemente.
El suceso, que ha provocado conmoción en todo el país, se produjo mientras aproximadamente mil personas participaban en la celebración. Testigos narraron escenas de pánico, con familias tratando de huir y equipos de emergencia asistiendo a las víctimas en la playa. De acuerdo con las autoridades de Nueva Gales del Sur, 27 personas permanecen ingresadas en hospitales, seis de ellas en estado crítico.
Entre los fallecidos se encuentran una niña de diez años, un rabino británico y un sobreviviente del Holocausto. El primer ministro Anthony Albanese calificó el ataque como un acto de odio antisemita y anunció que el Gobierno reforzará las medidas de control respecto a la posesión de armas de fuego.
La intervención que evitó más víctimas
Un vídeo registrado durante el ataque muestra a Ahmed al Ahmed escondiéndose entre vehículos antes de abalanzarse sobre el agresor más joven, enfrentarse con él y quitarle el arma. El atacante reculó tras ser desarmado, lo que permitió que otros asistentes huyeran y que la policía actuara más rápidamente.
Al Ahmed fue alcanzado por dos disparos y fue sometido a cirugía en un hospital de Sídney, donde continúa en recuperación. Su acto de valentía ha sido reconocido por líderes políticos tanto australianos como internacionales, que han resaltado su ejemplo de coraje cívico.
Investigación en curso
La policía identificó a los responsables del atentado como Sajid Akram, de 50 años, y su hijo Naveed Akram, de 24. El padre murió abatido por las fuerzas de seguridad y el hijo permanece hospitalizado. Las autoridades investigan posibles lazos de ambos con el grupo terrorista Estado Islámico y confirman que el ataque estaba dirigido contra la comunidad judía australiana.
Mientras la investigación sigue en curso, residentes de Sídney han transformado la playa de Bondi en un memorial espontáneo. Flores, velas y mensajes recuerdan a las víctimas y ponen en relieve la figura de un hombre cuya acción, en medio del horror, se ha convertido en símbolo de solidaridad y valentía.