El Gobierno junto al PSOE lograron superar una sesión parlamentaria que se anticipaba compleja, gracias al respaldo —aunque condicionado— de sus socios de investidura. El Ejecutivo acudía al Congreso con la preocupación de afrontar una jornada con posibles consecuencias adversas, en un contexto marcado por presiones políticas y dudas internas sobre la estabilidad del mandato.
No obstante, el desarrollo del debate y las señales recibidas por parte de sus aliados resultaron tranquilizadoras para el bloque gubernamental. «Cuestión de confianza resuelta», indican fuentes socialistas tras el pleno, donde se evidenció que, pese a los desacuerdos, persiste una mayoría parlamentaria que respalda al presidente.
Desde Moncloa se interpreta el resultado como un indicio de que, al menos por el momento, se mantiene el equilibrio necesario para avanzar en la agenda legislativa. El apoyo obtenido no fue absoluto, pero sí suficiente para descartar, temporalmente, la posibilidad de una ruptura en los apoyos.
