Ferraz ha comenzado a establecer contactos informales con otros grupos parlamentarios para impulsar la medida clave propuesta por Sumar, en un contexto de fragmentación política y ausencia de apoyos claros.
El Gobierno ha iniciado los movimientos para avanzar en una de las reformas laborales más relevantes del presente período político: la reducción de la jornada laboral. Aunque esta propuesta surge desde el Ministerio de Trabajo, dirigido por Yolanda Díaz, es el PSOE quien ha tomado la iniciativa en las negociaciones parlamentarias, anticipándose a los retos que implica un Congreso cada vez más fragmentado.
Fuentes parlamentarias indican que representantes socialistas ya mantienen encuentros informales con diversos grupos en la Cámara para explorar posibles apoyos que permitan impulsar la medida antes incluso de que se establezcan todos los detalles técnicos. «La intención es no dejar que el tiempo juegue en nuestra contra», confirman desde el entorno gubernamental.
Esta maniobra ha sorprendido dentro del propio bloque progresista, donde se esperaba que Yolanda Díaz liderase con mayor protagonismo las conversaciones. La vicepresidenta segunda ha reiterado la necesidad de una reducción de la jornada laboral sin reducción salarial y ha prometido llevar un acuerdo a la mesa de diálogo social. No obstante, los tiempos políticos parecen haber acelerado el proceso.
Desde Ferraz reconocen que el actual escenario político, marcado por tensiones internas y una ajustada aritmética parlamentaria, obliga a actuar con pragmatismo. «No podemos esperar a tener todo cerrado. Es necesario comenzar a buscar apoyos inmediatamente», aseguran desde la dirección socialista.
La propuesta suscita entusiasmo en la izquierda, aunque genera reservas entre algunos socios habituales del Gobierno, preocupados por quedar al margen o que la iniciativa se diluya bajo presiones empresariales. ERC y EH Bildu han solicitado «valentía y claridad», mientras que el PNV ha reclamado conocer los detalles técnicos antes de posicionarse.
Al mismo tiempo, esta acción del PSOE refleja el delicado equilibrio entre los socios de coalición. Aunque no existen discrepancias públicas, miembros del ala de Sumar expresan cierto malestar por la postura socialista, a quienes acusan de intentar capitalizar políticamente la medida. «Es una propuesta de Yolanda, no de Pedro», recuerdan.
La reducción de la jornada laboral —que podría situarse entre las 37,5 y 35 horas semanales— es una de las promesas principales del Gobierno de coalición, pero su avance legislativo se presenta complicado. Ni los empresarios ni algunos sectores del funcionariado ven clara su implementación inmediata, y en el Congreso los apoyos todavía no están garantizados.
Lo que resulta evidente es que el PSOE ha decidido asumir la iniciativa. En un contexto de incertidumbre parlamentaria, cualquier progreso legislativo requiere anticipación y un minucioso cálculo. Por ahora, Yolanda Díaz deberá compartir responsabilidad en esta reforma con el socio mayoritario del Ejecutivo.