La Autoridad Portuaria opta por no sancionar a la empresa tras el colapso del 12 de junio que dejó a numerosos pasajeros sin poder embarcar
Más de un mes después del incidente ocurrido durante el embarque del ferry de Armas Trasmediterránea el pasado 12 de junio, la Autoridad Portuaria de Ceuta ha decidido archivar el expediente informativo sin imponer sanciones a la naviera, dando por concluido un procedimiento que inicialmente parecía tendría repercusiones.
Aquel día, definido por la propia Autoridad Portuaria como “la tormenta perfecta”, muchos vehículos y pasajeros no pudieron embarcar pese a contar con billete y llegar con antelación al punto de embarque. Esta situación provocó el descontento de los usuarios, que señalaron una notable falta de organización, largas esperas, escasa información y la negativa de acceso incluso cuando aún quedaban minutos para la salida del ferry.
El 13 de junio, un día tras los hechos, desde la Autoridad Portuaria se anunció que se tomarían medidas y que se investigarían las responsabilidades. No obstante, según ha confirmado El Pueblo de Ceuta, la revisión interna finalizó sin castigos para Armas Trasmediterránea, que queda así libre de consecuencias.
Sucesión de fallos sin asignación clara de responsabilidades
La explicación oficial atribuye el colapso a una “ralentización del sistema” informático causada por una actualización efectuada desde la sede central de la compañía en Madrid. Esto demoró la validación de cada vehículo hasta siete minutos, saturando el único carril disponible para embarcar, mientras que Baleària, con dos carriles, operaba normalmente.
Además, coincidió con el festivo local de San Antonio, lo que incrementó el número de viajeros. A esto se añadió la ausencia del coordinador habitual del puerto, que estaba fuera por motivos personales, y su reemplazo por un empleado con menor experiencia, que aplicó de forma estricta el cierre de embarque 15 minutos antes de la salida del ferry.
Desde el área de Explotación del Puerto han defendido la decisión de no sancionar argumentando que no existió mala fe ni negligencia por parte de la naviera. También señalaron que fue una circunstancia excepcional y que mantienen una “buena relación” con Armas, por lo que no ven necesario imponer medidas disciplinarias.
Los pasajeros, sin una respuesta adecuada
La resolución ha generado descontento entre los afectados, quienes aún recuerdan la falta de información, la incertidumbre y la ausencia de soluciones durante varias horas. Muchos tuvieron que reorganizar sus planes, cancelar reservas o compromisos, mientras la naviera restaba importancia al suceso. El director comercial de Armas, Óscar Martínez, llegó a expresar su malestar porque el incidente siga siendo citado por los medios.
La Autoridad Portuaria, que inicialmente mostró “sensibilidad” hacia los pasajeros perjudicados, parece haber adoptado una actitud de desinterés institucional. Aunque al principio se comprometieron a trasladar el asunto a instancias superiores para aclarar responsabilidades, finalmente han optado por cerrar el caso.
Incidente sin repercusiones
Lo que inició como una crisis con expectativas de tomar medidas firmes ha terminado siendo un problema de descoordinación sin responsables claros. El episodio del 12 de junio ha puesto de manifiesto deficiencias en la operativa del puerto, una comunicación deficiente y una falta de disposición para aceptar errores.
«El caos de Armas», como fue denominado por los medios locales, quedará sin sanciones. Una nueva muestra de que en el Puerto de Ceuta, incluso los eventos más problemáticos, pueden concluir sin consecuencias.
