Han transcurrido 39 años desde que el barrio El Cristo, en Palencia, celebrara con entusiasmo el Gordo de Navidad de 1986, para luego descubrir que la alegría se basaba en un engaño. Teodoro García Pajares, con 29 años entonces, recuerda con claridad cómo muchos vecinos adquirieron electrodomésticos y prendas de piel al creer que habían ganado un premio millonario que nunca les correspondió.
La persona detrás del fraude fue Jacinto Sánchez Zambrana, responsable del bar del Hogar del Pensionista, quien comercializó 232 participaciones cuando únicamente contaba con 50. “Todos compraron el mismo día y al siguiente adquirieron objetos que no podían costear… hasta que se descubrió la verdad”, comenta Teodoro. Esta estafa obligó a la devolución de los productos y ocasionó pérdidas económicas importantes para los vecinos, que solo recuperaron un 30% del premio que suponían haber obtenido.
Después del sorteo, Sánchez Zambrana escapó, aunque luego se entregó tras confesar su delito a un sacerdote. Fue condenado a ocho años de prisión y nunca volvió a Palencia. Su historia permanece en el recuerdo del barrio, aunque con el paso del tiempo la indignación ha disminuido.
El incidente en Villamanín, León, en 2025, donde se vendieron más participaciones que décimos disponibles, ha traído a la memoria aquel suceso histórico. La Comisión de Festejos local ha expresado que fue un error y no un fraude, llegando a acuerdos para que los afectados puedan cobrar su premio renunciando a una parte del mismo.
Teodoro concluye: “Cuarenta años después, la molestia ha disminuido… pero nunca olvidaremos aquel Gordo que nos hizo sentir millonarios por un día”.


