Ceuta, junio de 2025 – La reciente conmemoración del Eid al-Adha por parte de varios miembros de la comunidad musulmana en Ceuta ha reavivado el debate sobre la identidad religiosa, la autonomía espiritual y la influencia institucional que proviene de Marruecos.
A pesar de que Marruecos suspendió oficialmente esta festividad —una medida anunciada en febrero por el rey Mohamed VI debido a la severa sequía y la escasez de animales— algunos fieles en Ceuta decidieron continuar con el rezo y el sacrificio. Este hecho ha planteado preguntas que trascienden el ámbito litúrgico: ¿qué implica ser musulmán y español en una ciudad como Ceuta?
¿Práctica religiosa libre o sometimiento al calendario marroquí?
Quienes apoyaron la celebración del Eid defendieron su derecho a practicar su fe como ciudadanos españoles en un país con libertad religiosa. Sin embargo, la coincidencia exacta con la fecha establecida por el calendario religioso de Marruecos ha generado dudas.
¿Por qué la festividad no se celebró simultáneamente con otras comunidades musulmanas en España o en países como Arabia Saudí? Esta decisión parece contradecir la independencia religiosa que se argumenta y refuerza la idea de que, en materia de fe, Ceuta mantiene su orientación hacia Rabat.

Estructura religiosa vinculada económicamente a Marruecos
El debate se extiende al analizar cómo están organizadas las instituciones religiosas en Ceuta. Muchas mezquitas de la ciudad dependen de la gestión y financiación provenientes de Marruecos. Los imames perciben su salario directamente del Ministerio de Asuntos Islámicos del Reino alauita, los horarios de oración se ajustan al calendario oficial marroquí y varias instalaciones religiosas reciben apoyo económico de entidades marroquíes.
Esta circunstancia cuestiona la idea de una comunidad religiosa completamente autónoma. ¿Es posible hablar de soberanía religiosa cuando existe este nivel de dependencia económica de un país extranjero?
Un diálogo imprescindible en una ciudad singular
Ceuta, como ciudad española en el norte de África y ejemplo de convivencia intercultural, requiere afrontar estas contradicciones de manera transparente. La identidad religiosa y cultural no puede sustentarse en decisiones momentáneas o contradictorias.
Para que la comunidad musulmana pueda practicar su fe plenamente como parte del entramado social español, debería considerarse el fortalecimiento de estructuras propias a nivel local: formación de imames dentro del territorio nacional, gestión independiente de las mezquitas y acuerdos litúrgicos adoptados internamente sin influencia externa.

Coherencia como fundamento para la convivencia
El núcleo del debate va más allá de lo espiritual y se centra en la coherencia. No se puede reclamar autonomía mientras se mantiene e incluso se refuerza una dependencia funcional respecto a Marruecos. Esta discrepancia no solo puede causar confusión, sino que también debilita la autoridad de quienes abogan por una integración total en España.
Ceuta precisa claridad, coherencia y determinación para abordar estos temas delicados. Solo de este modo será posible consolidar una comunidad realmente autónoma que esté alineada con el modelo democrático, plural y libre que representa la sociedad española.