La dirección nacional del Partido Popular ha señalado que su preferencia para gobernar en Extremadura es un acuerdo con Vox, descartando la posibilidad de buscar la abstención del PSOE que facilite la investidura de María Guardiola tras las elecciones del 21 de diciembre.
Desde Génova argumentan que los comicios reflejan un mandato claro, ya que la suma de escaños del PP y Vox representan una mayoría significativa en el parlamento regional, con casi el 60% de los votos. Ester Muñoz, portavoz del PP en el Congreso, ha indicado que lo más coherente con los resultados electorales es establecer un pacto entre ambos partidos de derecha para asegurar la estabilidad del Ejecutivo autonómico.
La cúpula nacional evita promover una abstención del PSOE y puntualiza que la decisión corresponde exclusivamente a los socialistas. También minimizan las propuestas internas en el PSOE que plantean facilitar la investidura al PP para impedir la entrada de Vox en el gobierno regional, insistiendo en que el Partido Popular no condicionará su estrategia en función de hipotéticas posturas de la oposición.
A pesar de que el PP en Extremadura mantiene varias opciones abiertas, incluidas formaciones de gobierno en solitario, la dirección nacional se inclina por un pacto con Vox, incluso considerando la posibilidad de integrar a esta formación en el Ejecutivo.
Por otro lado, Vox ha manifestado su voluntad de negociar un acuerdo con María Guardiola, aunque ha señalado que todavía no se han iniciado conversaciones formales. La formación liderada por Santiago Abascal considera que los resultados les legitiman para participar en el próximo gobierno autonómico.
La situación en Extremadura ha pasado a ser un punto central en la política regional, puesto que es una comunidad tradicionalmente gobernada por el PSOE y en la que el avance de la derecha ha modificado considerablemente el panorama político.


