Este domingo, miles de personas se reunieron en Santiago de Compostela para expresar su rechazo a la construcción de la macroplanta de celulosa de Altri, propuesta para ubicarse en Palas de Rei, Lugo. La marcha tuvo como objetivo principal la defensa del entorno natural y el porvenir de Galicia.
La protesta fue organizada por las plataformas Ulloa Viva (PUV) y En Defensa da Ría de Arousa (PDRA), junto con otras entidades. Los participantes recorrieron desde la Alameda hasta la Praza do Obradoiro, lugar emblemático donde concluyó la manifestación, mostrando un claro rechazo a este proyecto industrial, que todavía está pendiente de la aprobación definitiva por parte de la Xunta de Galicia, un trámite que generó polémica el año anterior.
Marta Gontá, portavoz de la Plataforma Ulloa Viva, manifestó con determinación que el propósito de estas movilizaciones es salvaguardar los recursos naturales de la zona. Indicó que no es aceptable que las tierras sean explotadas por empresas que priorizan el beneficio económico sin consideración por el medio ambiente, y alentó a los asistentes a mantener su compromiso con un desarrollo sostenible para las generaciones futuras.
El conflicto se centra en la percepción de que las compañías que impulsan macroplantas, como la de Altri, no solo producen efectos económicos sino también repercusiones negativas en la calidad de vida de la población local. Según la portavoz, estas iniciativas industriales conllevan consecuencias de pobreza y deterioro ambiental.
Además del respaldo ciudadano, la manifestación contó con el apoyo de diversos partidos políticos opositores, entre ellos BNG y PSdeG, reflejando la creciente inquietud en la sociedad gallega respecto a la conservación del medio ambiente y los recursos naturales.
El lema elegido para la protesta, «Por las que somos y las que vendrán», adquiere un significado relevante en el actual contexto, pues las decisiones tomadas hoy influirán en el legado para las futuras generaciones. Esta frase resume la esencia del movimiento, orientado tanto al presente como al futuro.
Esta movilización en Santiago es representativa de una problemática más amplia que afecta a Galicia: la tensión existente entre el impulso industrial y la preservación ambiental. En un momento en el que se busca un modelo sostenible, surgen interrogantes sobre cómo compatibilizar el desarrollo económico con la protección de los recursos naturales.
Por ello, la lucha de los gallegos trasciende el ámbito local y se inserta en un movimiento global que aspira a asegurar un futuro en el que el progreso no comprometa la salud del planeta. Las decisiones adoptadas en Santiago y en toda la región serán decisivas para definir el rumbo de Galicia en los años venideros.


