La renuncia del ‘president’ Carlos Mazón ha provocado un escenario de incertidumbre política en la Comunitat Valenciana. Su salida otorga a Vox un papel fundamental en la definición del futuro del Gobierno autonómico. En caso de no lograrse un acuerdo en las próximas semanas, la parálisis institucional podría acabar en elecciones anticipadas en marzo.
Desde el entorno gubernamental valenciano, se indica que la dimisión de Mazón ha dejado un vacío de liderazgo dentro del bloque de derecha. El Partido Popular busca conservar el control del Consell, aunque requiere el respaldo de Vox para asegurar la continuidad del pacto que facilitó la investidura del expresidente.
Por otro lado, Vox ha endurecido su postura y demanda una mayor representación en el reparto de consellerias, además de una revisión de compromisos existentes del PP en ámbitos como la política lingüística y social.
De no prosperar las negociaciones, la legislatura podría quedar estancada y el calendario político llevaría a la convocatoria de elecciones autonómicas en marzo, lo que supondría un periodo de interinidad y tensión en la Comunitat Valenciana.
Mientras tanto, desde la oposición, el PSPV y Compromís exigen una solución rápida y transparente que restablezca la estabilidad institucional y evite prolongar la incertidumbre económica y social en la región.
