De los 32 colaboradores que respaldaron a Pedro Sánchez en su retorno a la Secretaría General del PSOE en 2017, únicamente tres continúan en la dirección del partido. Los demás, incluidos sus principales respaldos, se han visto afectados por diversas polémicas y problemas que han impactado a la cúpula socialista.
En su obra Manual de resistencia, Sánchez menciona que durante las primarias solo tres individuos tenían conocimiento preciso del número de avales: Santos Cerdán, Paco Salazar y el propio Sánchez. Varios de sus apoyos obtuvieron cargos en la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE. Entre ellos, Ábalos, Cerdán y Salazar ocuparon posiciones destacadas dentro del partido, pero actualmente están vinculados a importantes controversias internas.
El caso más reciente involucra a Paco Salazar, quien desempeñó varios cargos en La Moncloa, incluyendo secretario general de Coordinación Institucional, y fue apartado en julio de 2025 tras surgir un supuesto caso de acoso sexual. Sánchez admitió que hubo una respuesta tardía frente a las acusaciones y descartó remitir el caso a la Fiscalía, señalando que corresponde a las denunciantes.
De la icónica fotografía del 21 de mayo de 2017 en Ferraz, donde posaban los 32 seguidores fieles, solo permanecen en la nueva dirección del PSOE el ministro Óscar Puente, la eurodiputada Iratxe García y el vicepresidente del Congreso Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. El resto mantiene cierta distancia con la organización, aunque algunos conservan cargos designados por el Gobierno.
Entre los apoyos iniciales de Sánchez en las primarias estaban figuras como Carmen Calvo, Beatriz Corredor, Susana Sumelzo, María Luisa Carcedo y Andrés Perelló. A pesar de su proximidad inicial, los escándalos vinculados a sus tres principales respaldos han ensombrecido la trayectoria de aquel grupo cercano que celebró la victoria en 2017.
Sánchez ha señalado que desconocía las irregularidades cometidas por Ábalos y Cerdán hasta que se dieron a conocer los casos, manteniendo un silencio prolongado sobre la situación de Salazar. Mientras tanto, el PSOE trabaja en reorganizar su estructura tras varios golpes que han puesto a prueba la cohesión interna del partido.


