La victoria reciente de Unidas por Extremadura, alianza entre Podemos e IU sin incluir a Sumar, ha abierto un debate sobre la cohesión y estrategia de la izquierda en España. Pese a que la coalición captó nuevos electores, las cifras indican que, de cada seis sufragios que perdió el PSOE en la región, solo uno se dirigió hacia la izquierda alternativa, mientras que el resto se dividió entre la abstención, el PP y Vox.
En este escenario, Sumar, IU y Podemos han criticado la gestión del presidente Pedro Sánchez, acusándole de «parálisis» y «falta de acción», y de no implementar medidas firmes para detener la pérdida de votantes progresistas y afrontar la crisis social provocada por el aumento de los costos en vivienda y alimentación.
Lara Hernández, coordinadora de Movimiento Sumar, destacó que «resistir no puede ser una estrategia», indicando que la fidelidad al Gobierno debe superar los equilibrios internos del PSOE y debe estar alineada con las necesidades sociales de la población.
Por su parte, IU manifestó su descontento con la falta de iniciativas del Ejecutivo. Antonio Maíllo solicitó convocar una reunión del pacto de seguimiento de la coalición para promover políticas concretas en materia de vivienda y alimentación, temas prioritarios en la negociación con el PSOE.
Podemos ha intensificado sus críticas hacia el Gobierno, subrayando que la inacción del PSOE favorece el avance de la ultraderecha y que los ciudadanos «no pueden esperar resultados» del Ejecutivo. Según esta formación, el PSOE se ha convertido en «la principal fabrica de ultraderechistas», mientras ellos se posicionan como la izquierda preparada para enfrentar a Vox y defender los derechos sociales.
Los resultados electorales en Extremadura evidencian las tensiones internas en la izquierda y representan un reto para el PSOE en su intento de recuperar la confianza de sus votantes progresistas de cara a próximas elecciones.
