El caso que involucra a la exmilitante del PSOE, Leire Díez, y sus comunicaciones con el fiscal Ignacio Stampa, aporta un nuevo enfoque a la investigación actualmente en curso. En una llamada telefónica del 22 de mayo, Díez sugirió su influencia y contactos al interior del partido, mencionando a Álvaro García Ortiz, fiscal general del Estado, dentro de sus estrategias.
Dicha llamada fue grabada por Stampa y presentada en el Juzgado de Instrucción número 9 de Madrid, donde se analizan presuntas conductas ilícitas relacionadas con cohecho y tráfico de influencias. La investigación contra Díez incluye también al empresario imputado Javier Pérez Dolset y a Luis del Rivero, quienes supuestamente intentaron manipular información relacionada con la UCO y la Fiscalía Anticorrupción.
En la conversación, Díez mostró confianza en que la información llegaría pronto a García Ortiz. «Tu superior, si aún no está informado, lo estará mañana o el lunes. No te preocupes», afirmó, demostrando seguridad en su capacidad para influir en la situación. Estas expresiones podrían indicar que Díez se sentía respaldada por sus vínculos con figuras destacadas del partido.
Durante el diálogo, Díez indagó sobre la disposición de Stampa para reincorporarse a la Fiscalía Anticorrupción, señalando que se estaban efectuando cambios para facilitar su regreso. Indicó que las condiciones estaban «mejorando», insinuando que Stampa podría retomar sus funciones previas, de las que fue apartado de forma irregular.
Las declaraciones de Díez sugieren una posible manipulación judicial. Según la Fiscalía, ella presuntamente lidera un plan coordinado con el objetivo de obstaculizar pesquisas que afectan a funcionarios gubernamentales y personas relacionadas. Esto genera cuestionamientos sobre la integridad del sistema judicial y la influencia política en su desarrollo.
En un momento, Stampa expresó dudas sobre su reincorporación, preguntando: «¿El propósito es que regrese al caso Villarejo?». Este cuestionamiento revela posibles dobleces en el contexto judicial.
Díez afirmó su interés en que Stampa vuelva a su antiguo puesto, lo cual refleja una red de relaciones establecida entre ámbitos judiciales y políticos. Su intención por facilitar este proceso sugiere un alineamiento entre los mecanismos judiciales y los intereses partidistas.
Finalmente, el intercambio dejó entrever que Díez tenía certeza sobre el conocimiento de sus interlocutores superiores. Al ser consultada sobre si el jefe de Stampa estaba informado, respondió afirmativamente, reforzando la idea de que las decisiones ya se habían tomado en un marco de cooperación y gestión estratégica. “Él (García Ortiz) sabrá cómo proceder”, aseguró, mostrando un conocimiento que podría plantear preocupaciones desde el punto de vista ético y judicial.
