El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, advirtió a los países de América Latina y el Caribe sobre las posibles repercusiones del bloqueo petrolero que Estados Unidos ha impuesto, calificándolo como una «escalada de agresiones» que podría afectar la estabilidad regional.
Este bloqueo se estableció el miércoles pasado tras un extenso despliegue militar estadounidense en el Caribe, enfocado en interceptar embarcaciones sospechosas de transportar drogas que presuntamente vinculan al gobierno de Maduro y al Cartel de los Soles. Hasta ahora, Estados Unidos ha confiscado tres buques petroleros venezolanos y ha realizado 28 ataques en las aguas del Caribe y Pacífico, con un saldo de 103 fallecidos.
En una transmisión reciente por el canal estatal VTV, el canciller venezolano, Yván Gil, leyó una carta en la que Maduro señalaba que estas medidas estadounidenses aumentarán la tensión, pudiendo desestabilizar no solo Venezuela, sino toda la región. Además, advirtió que esto podría afectar gravemente el suministro de petróleo y generar inestabilidad en los mercados internacionales.
Maduro subrayó que la energía no debe usarse como un arma de guerra ni instrumento de coerción política, instando a otros países a condenar estas «acciones de agresión» y a demandar el cese inmediato del despliegue militar, el bloqueo y los ataques armados por parte del gobierno estadounidense. Igualmente, solicitó la activación de los mecanismos de la ONU para sancionar y prevenir el uso unilateral de la fuerza.
Recordó que el 14 de agosto, Estados Unidos ordenó el mayor despliegue naval y aéreo en el mar Caribe en varias décadas bajo la justificación de una operación antidrogas, lo que el presidente venezolano considera una amenaza de uso de la fuerza.
Maduro enfatizó que Venezuela no ha realizado acciones que justifiquen esta intimidación militar, reiterando su compromiso con la paz, aunque dejó claro que el país está dispuesto a defender su soberanía, integridad territorial y recursos conforme al derecho internacional.
Por otro lado, se ha informado que Rusia ha ofrecido su total cooperación y apoyo a Venezuela frente al bloqueo. En una llamada telefónica con el canciller Gil, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, expresó solidaridad y respaldo ante lo que calificó como agresiones y violaciones al derecho internacional.
Asimismo, Irán manifestó su disposición a colaborar con Venezuela en diversas áreas para contrarrestar lo que considera actos de piratería y terrorismo internacional por parte de Estados Unidos.
Mientras tanto, la administración estadounidense mantiene su postura de que Maduro debe abandonar el poder. La secretaria de Seguridad Nacional de EE.UU., Kristi Noem, indicó en una entrevista que Washington está intensificando la presión militar, política y económica sobre Caracas, destacando la incautación de barcos petroleros como parte de esta estrategia.
Noem aseguró que no solo se interceptan estos buques, sino que se envía un mensaje global de que las actividades ilegales vinculadas a Maduro no serán toleradas, y reafirmó el compromiso de que debe irse para proteger al pueblo estadounidense. Además, señaló que el gobierno venezolano utiliza ingresos petroleros para fomentar el narcotráfico, que afecta gravemente a la juventud estadounidense, constituuyendo una amenaza para EE.UU.
A pesar de las afirmaciones del gobierno Biden sobre que Maduro «tiene los días contados», la estrategia oficial de Estados Unidos continúa enfocada en reducir el narcotráfico y recuperar los derechos petroleros de las compañías estadounidenses.
Recientemente, la Guardia Costera estadounidense incautó el barco Bella-1 en aguas internacionales cercanas a Venezuela, en el marco del bloqueo total a petroleros sancionados que intenten ingresar o salir del país. Esta operación siguió a la incautación de dos buques adicionales, aumentando la presión sobre el gobierno venezolano.
Venezuela ha calificado estas acciones como un acto de robo y ha anunciado que tomará las medidas correspondientes contra estos actos que considera piratería. Conforme la tensión crece, esta situación genera preocupación entre varios líderes latinoamericanos.


