La selección marroquí se impone a Argentina en la final (2-0) y se convierte en la primera nación árabe y africana en lograr el título. El éxito refleja una política deportiva planificada e impulsada desde hace más de una década.
20 de octubre de 2025. — Marruecos ha hecho historia. Su selección Sub-20 se ha proclamado campeona del mundo tras vencer a Argentina por 2-0 en la final del Mundial disputado en Chile, un resultado que consagra a los Leones del Atlas como la primera selección árabe y africana que conquista este título.
El triunfo no es fruto de la casualidad. Supone la culminación de un ambicioso proyecto de desarrollo deportivo impulsado desde hace más de una década bajo el liderazgo del rey Mohamed VI y la gestión técnica de Fouzi Lekjaa, presidente de la Federación Real Marroquí de Fútbol (FRMF).
De la visión a los resultados
El origen de este éxito se remonta a la creación, en 2009, de la Academia Mohammed VI de Fútbol, concebida como el núcleo del nuevo modelo formativo marroquí. Este centro combina educación, preparación técnica y acompañamiento integral de los jóvenes talentos, y ha servido de base para la profesionalización del fútbol en el país.

A lo largo de los últimos años, Marruecos ha invertido en infraestructuras deportivas modernas, entre ellas la Ciudad Deportiva Mohammed VI en Salé, considerada una de las más avanzadas de África. Paralelamente, la federación marroquí ha apostado por descentralizar la formación, fortalecer las ligas locales y fomentar el desarrollo del fútbol base en todas las regiones del país.
El resultado de este esfuerzo sostenido se refleja en el rendimiento internacional de sus selecciones. El éxito de la absoluta en el Mundial de Catar 2022 —donde alcanzó las semifinales— y ahora el título Sub-20 confirman el avance de un modelo que ha sabido combinar inversión, planificación y ambición.
Un campeonato impecable
El recorrido de Marruecos en el Mundial Sub-20 de Chile fue tan sólido como convincente. Debutó con una victoria ante España (2-0), superó a Brasil y Estados Unidos en la fase de grupos y eliminó a Francia en una semifinal decidida en los penaltis.
En la final, los Leones del Atlas se impusieron a Argentina (2-0) con dos goles de Yassir Zabiri, en un partido dominado por la disciplina táctica y el orden defensivo. Más allá del resultado, el conjunto marroquí mostró una madurez poco habitual en categorías inferiores, fruto del trabajo estructural que se realiza en su fútbol base.

El papel del liderazgo institucional
La política deportiva marroquí ha sido señalada como un factor clave. Bajo la dirección del monarca, el deporte se ha convertido en una herramienta de cohesión y proyección internacional, mientras que la gestión de Lekjaa ha aportado profesionalización, estabilidad y visión estratégica.
Analistas del continente destacan que Marruecos ha pasado de ser un actor secundario a convertirse en una referencia en África y el mundo árabe. Su modelo de desarrollo, apoyado en la inversión pública y la cooperación internacional, ha permitido que las nuevas generaciones compitan al nivel de las grandes potencias futbolísticas.
Un anticipo del Mundial 2030
El éxito llega en un momento simbólico: Marruecos será, junto a España y Portugal, uno de los países anfitriones del Mundial de 2030. Para muchos, este título juvenil supone un anticipo del potencial deportivo y organizativo que el Reino alauí quiere mostrar dentro de cinco años.
La victoria, además, envía un mensaje de confianza a toda la región. Marruecos ha demostrado que la combinación de planificación, inversión y apuesta por la juventud puede transformar su papel en el fútbol mundial.
Celebración nacional y reconocimiento internacional
Las calles de Rabat, Casablanca y Marrakech se llenaron de aficionados celebrando un triunfo que ya forma parte de la historia del fútbol africano. Diversas figuras del deporte y la política han felicitado al equipo por un éxito que trasciende fronteras.
Marruecos no solo ha ganado un campeonato: ha confirmado su llegada a la élite del fútbol global. Su título Sub-20 no es un punto de destino, sino la confirmación de una trayectoria ascendente que, a base de planificación y constancia, está redefiniendo el mapa futbolístico del continente.