Las manifestaciones juveniles contra la corrupción y el gasto en estadios para el Mundial 2030 derivan en la mayor oleada de disturbios en años, con más de 400 detenidos, 260 agentes heridos y decenas de vehículos incendiados.
Marruecos vive su semana más convulsa en años. La quinta jornada de protestas, convocadas por colectivos juveniles en distintas ciudades del país, terminó la madrugada del jueves en violentos choques con las fuerzas de seguridad, incendios de vehículos y asaltos a comisarías.
En la localidad de Leqliaa, cercana a Agadir y a 650 kilómetros al sur de Rabat, la Gendarmería Real abrió fuego contra un grupo de manifestantes que intentaban asaltar sus instalaciones. El resultado: al menos dos jóvenes muertos y varios heridos, según confirmaron las autoridades de la prefectura de Inezgan-Ait Melloul

La versión oficial: “legítima defensa”
Fuentes oficiales señalaron que los agentes se vieron obligados a utilizar sus armas de servicio “en legítima defensa” para repeler el ataque. Los asaltantes, de acuerdo con la versión policial, pretendían apropiarse de municiones, armas de fuego y material de la Gendarmería. En el enfrentamiento lograron robar un vehículo y cuatro motocicletas, además de incendiar parte de la comisaría.
“Primero fueron dispersados con gases lacrimógenos, pero reforzados por nuevos grupos armados con cuchillos y cócteles Molotov regresaron para atacar de nuevo”, relató un portavoz oficial, que anunció además la apertura de una investigación judicial bajo supervisión de la Fiscalía.
Disturbios en cadena: bancos y comercios incendiados
La ola de violencia se extendió también a otras localidades. En Salé, ciudad vecina de Rabat, varios edificios resultaron dañados, entre ellos un centro comercial y una sucursal bancaria incendiada. En Sidi Taibi, al norte de la capital, un autobús fue apedreado y otra agencia bancaria atacada.
La ira popular se canaliza contra símbolos del poder económico y policial, mientras que en redes sociales circulan imágenes de cuerpos tendidos en el suelo y vehículos de las fuerzas de seguridad envueltos en llamas.
El trasfondo: Mundial 2030 y malestar social
Las manifestaciones, convocadas por plataformas como La Voz de la Juventud Marroquí y Gen Z 212, denuncian la inversión millonaria del Estado en estadios de fútbol para el Mundial 2030 —que Marruecos organizará junto con España y Portugal— mientras los servicios públicos como la sanidad y la educación siguen en crisis y la corrupción afecta a las élites del régimen.
Balance provisional: más de 400 detenidos y 263 agentes heridos
El Ministerio del Interior informó de que, hasta la madrugada del jueves, los disturbios habían dejado:
- 263 agentes heridos de distinta consideración.
- 142 vehículos policiales y 20 coches particulares incendiados.
- 409 personas detenidas, aunque el número real podría ser mayor tras los últimos disturbios.
Las autoridades advierten de que se aplicará una respuesta “firme” contra los responsables de los disturbios. La Fiscalía ha anunciado sanciones ejemplares que podrían llegar a los 20 años de cárcel, e incluso a cadena perpetua en los casos más graves.
El pulso continúa
Con la tensión disparada y la indignación juvenil extendiéndose por todo el país, Marruecos enfrenta la protesta más masiva y violenta en años. Mientras las calles siguen ardiendo, el régimen apuesta por una mezcla de represión policial y advertencias judiciales, en un intento por sofocar una contestación social que no parece ceder.
