El partido liderado por Ione Belarra e Irene Montero intensifica su crítica hacia el PSOE y Sumar, y se prepara para competir en solitario en el próximo ciclo electoral
Durante este fin de semana, Podemos celebró su ‘Uni de Otoño’, unas jornadas pensadas como un espacio para reforzar su base ideológica y confirmar su enfoque de confrontación directa. La formación morada busca representarse como una izquierda “decidida y sólida”, diferenciándose claramente tanto del PSOE como de Sumar, a quienes acusan de abandonar las batallas políticas fundamentales y facilitar el avance de la extrema derecha por falta de una visión transformadora ambiciosa.
Bajo la dirección de Ione Belarra y con la participación de Irene Montero y Pablo Iglesias, Podemos reiteró su compromiso de presentarse en el próximo ciclo electoral como la única opción genuinamente de izquierdas. Iglesias afirmó: “Para frenar a la derecha española y sus aliados políticos, aquí estaremos para actuar donde sea necesario”. Belarra respaldó ese mensaje remarcando que “la extrema derecha se alimenta de gobiernos progresistas que decepcionan a su electorado”.
En la clausura, realizada ante aproximadamente 500 simpatizantes en el Palacio de la Prensa de Madrid, las líderes moradas enfatizaron que la fragilidad del Gobierno de coalición PSOE-Sumar está creando un ambiente favorable para Vox. “Si la izquierda no es fuerte, tras Pedro Sánchez podría llegar Santiago Abascal”, advirtió Montero, estableciendo un paralelismo con el crecimiento de Javier Milei en Argentina.
Podemos reivindica un papel de oposición crítica y sin concesiones, con la intención de marcar distancia respecto a sus anteriores socios de gobierno. Entre sus metas se encuentra promover cambios estructurales similares a los realizados en RTVE —mencionados por Belarra como ejemplo de orientación progresista— y extender esa estrategia a sectores como la Justicia y los medios de comunicación.
La táctica del partido consiste en reforzar su identidad ideológica y recuperar a un electorado desencantado, presentándose como el “antídoto” frente a un posible gobierno formado por el PP y Vox. Es una estrategia arriesgada que busca mantener activa la presencia de una izquierda combativa en un contexto político cada vez más fragmentado.