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lunes, julio 7, 2025
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Respuesta a la carta de opinión publicada: sobre premios, política y sospechas

CARTA AL DIRECTOR ANGEL GARCIA BERNARDO

He leído la carta publicada recientemente y, sinceramente, me ha sorprendido el tono y las acusaciones que se hacen. Se presentan opiniones como si fueran verdades absolutas, se idealiza a ciertos políticos y se critica a otros sin aportar pruebas, mezclando temas personales, familiares e incluso emocionales. Por eso creo necesario responder, con calma, pero con claridad.

Decir que cualquier crítica a Juan Bravo es “patética” es exagerado. Todos los políticos pueden ser valorados, cuestionados y analizados, especialmente si se les propone para un premio público. No se trata de atacar, sino de hacer lo que la democracia exige: vigilar cómo se usan los recursos y a quién se reconoce desde las instituciones. Nadie está por encima de eso.

También se insinúa que alguien ha recibido un “revés” en una adjudicación como castigo por haber impulsado ese premio. ¿De verdad se está sugiriendo que las decisiones administrativas se toman por venganza? Si se cree eso, hay que denunciarlo donde corresponde, no dejar caer sospechas en un texto sin pruebas. Porque eso solo genera desconfianza y ruido, sin aclarar nada.

Luego se habla de trabajadores, de familias completas trabajando en la administración, como si eso ya fuera prueba de favoritismo. Cuidado con eso. Hay muchas personas que han accedido a su puesto con esfuerzo y por méritos propios. Y no merecen que se pongan en duda sus carreras solo por compartir apellido.

También se critica el gasto en vicepresidencias o cargos políticos, y a la vez se defiende un premio público. ¿No sería mejor analizar todos los gastos con el mismo criterio, en vez de criticar solo los que no nos gustan?

La carta termina con frases que rozan la teoría de la conspiración, como si todo estuviera controlado por unos pocos desde hace décadas. Y eso, además de injusto, es peligroso. No se puede lanzar una sombra de duda sobre personas e instituciones sin datos concretos. No todo es “mafia”, ni todo queda “en casa”, como se insinúa. Y si se tienen pruebas de lo contrario, lo justo es llevarlas a donde corresponde.

Las instituciones públicas, los premios, los contratos y los cargos no son propiedad de ningún partido ni de ningún nombre. Son responsabilidad de todos. Y por eso hay que hablar de ellos con respeto, con seriedad, y sobre todo con hechos

Firmado:
Un ciudadano que también ama a su madre, pero que prefiere el respeto institucional a la nostalgia como argumento político

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