Las relaciones diplomáticas en torno al conflicto ucraniano atraviesan una nueva tensión. El lunes, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, sostuvo que Ucrania habría intentado atacar la residencia presidencial de Vladimir Putin situada en el noroeste de Rusia, afirmación que el gobierno de Kiev refuta categóricamente y califica como una «invención total».
Lavrov indicó que las fuerzas militares rusas ya identificaron objetivos para eventuales ataques de represalia, subrayando que este incidente podría afectar la estrategia negociadora de Moscú. El responsable ruso calificó la acción como «terrorismo de Estado» y advirtió que no quedará sin respuesta. Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, confirmó que la residencia presidencial no sufrió daños.
Por su lado, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, rechazó las acusaciones y las definió como un recurso de Rusia para justificar futuros ataques y obstaculizar las conversaciones de paz. Además, solicitó al entonces presidente estadounidense, Donald Trump, que respondiera adecuadamente ante lo que consideró una campaña de desinformación por parte rusa.
Este episodio se produjo durante una reunión en Florida entre Trump y Zelenski para abordar un posible acuerdo de paz que incluya garantías de seguridad a largo plazo para Ucrania. Las versiones acerca de la reacción del expresidente estadounidense ante las acusaciones divergieron: Rusia afirmó que Trump estaba «conmocionado e indignado», mientras que el propio Trump adoptó un tono más reservado, señalando que no tenía confirmación independiente y calificando la situación como «delicada».
Diversos analistas consideran que el Kremlin podría utilizar este incidente para incrementar sus exigencias en las negociaciones, incluyendo la ampliación de sus reclamaciones territoriales en regiones parcialmente ocupadas como Zaporiyia y Jersón. Mientras tanto, Zelenski insiste en que cualquier acuerdo de seguridad debe incluir garantías internacionales vinculantes.
El supuesto ataque se enmarca en un contexto diplomático complejo: aunque Putin ha afirmado recientemente que Rusia está dispuesta a avanzar por vías pacíficas, también reiteró que alcanzará sus objetivos por la fuerza si Ucrania no acepta sus condiciones básicas. Esta tensión refleja las dificultades para hallar un terreno común en medio de un conflicto prolongado y la desconfianza mutua entre ambas partes.
