El president de la Generalitat vuelve a coincidir con Pedro Sánchez en su refugio vacacional canario tras una intensa gira por China y con varios frentes abiertos en Cataluña
Salvador Illa, presidente de la Generalitat, aprovechará un descanso durante el verano para compartir unos días con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la isla de Lanzarote. Esta es una escapada habitual para ambos mandatarios, que mantienen una relación personal estrecha, simbolizada también por la pulsera roja que portan en la muñeca. Además, Illa realizará una breve visita privada al Reino Unido durante este período.
Estas vacaciones llegan tras un intenso periodo político y al cumplirse un año desde su investidura. Este respiro es fundamental antes de encarar un septiembre que se prevé complicado tanto para Cataluña como para el resto de España. La falta de mayoría parlamentaria en su Govern, al igual que en el Ejecutivo de Sánchez, podría obstaculizar la aprobación de los próximos presupuestos, uno de los principales objetivos para Illa en esta nueva etapa política.
«Mi intención es presentar unos presupuestos con el mayor respaldo posible», afirmó Illa en una rueda de prensa celebrada este viernes en Shanghái, en la conclusión de su visita oficial a China. Durante el viaje, sostuvo reuniones con empresas como Huawei, Chery, Seat-Cupra, Roca y Ficosa, así como con dirigentes del Partido Comunista chino. Además, un fenómeno meteorológico inesperado provocó que la delegación catalana permaneciera en Wuhu una noche, debido a la suspensión del tráfico ferroviario hacia Shanghái por un tifón.
El equipo de protocolo de la Generalitat tuvo que conseguir ropa de forma urgente para el president, ya que su equipaje había sido enviado a su destino final y él debía asistir a una reunión importante con el Shanghai International Port Group temprano el jueves.
Desde China, Illa evaluó su primer año al cargo de la Generalitat. Su gestión se ha caracterizado por compromisos ambiciosos que aún no se han concretado, como la reforma del sistema financiero, la construcción de 50.000 viviendas públicas o la transferencia del servicio de Rodalies. Estas iniciativas permanecen estancadas, al igual que la ampliación del aeropuerto de El Prat, proyecto con gran repercusión mediática, pero sin avances técnicos ni financieros definidos.
El otoño será una prueba para la capacidad del Ejecutivo catalán de sostener su estabilidad y progresar en sus compromisos. Por ahora, Illa se permite un breve descanso antes de retomar la actividad política con una agenda repleta de pendientes.
