El Gobierno liderado por Pedro Sánchez se encuentra en uno de sus momentos más complicados desde que comenzó esta legislatura. La incertidumbre sobre los Presupuestos Generales del Estado, la ausencia de respaldo parlamentario y la determinación de Junts de impedir la aprobación de cualquier iniciativa legislativa, colocan al Ejecutivo ante una parálisis política que puede limitar su capacidad de actuación y poner en peligro la llegada de los fondos europeos.
Junts, el partido encabezado por Carles Puigdemont, ha decidido no apoyar ni nuevas leyes ni las cuentas públicas, lo que deja a Sánchez con tres alternativas: convocar elecciones anticipadas, intentar alcanzar un acuerdo con el Partido Popular o mantenerse en funciones sin un poder real para gobernar. Esta postura supone un revés importante para la coalición de investidura, que ya se había visto debilitada por las tensiones en torno a la amnistía y la gestión de los compromisos con las formaciones independentistas.
Fuentes del Parlamento expresan que la falta de aprobación de los Presupuestos impediría al Gobierno implementar las políticas sociales y económicas previstas para 2026, además de dificultar la ejecución de los proyectos relacionados con los fondos europeos de recuperación. La Comisión Europea ha señalado en reiteradas ocasiones la importancia de garantizar estabilidad política y presupuestaria para asegurar el flujo de fondos.
Desde Moncloa, el Ejecutivo evita referirse a un adelanto electoral y confía en poder mejorar la relación con sus socios parlamentarios. No obstante, la ausencia de progreso en la legislación y la negativa de Junts a negociar cualquier iniciativa ubican a Sánchez en una posición de resistencia, con un Parlamento fragmentado y sin mayoría para aprobar sus propuestas clave.
En paralelo, la oposición critica al presidente por haber agotado su capacidad de liderazgo y demanda un cambio de rumbo o la convocatoria de elecciones.



