El presidente centra su intervención en atacar al PP por su apoyo a la energía nuclear y a los «ultrarricos», mientras esquiva las preguntas clave sobre defensa y seguridad energética.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha eludido este miércoles ofrecer datos concretos sobre el reciente apagón que afectó a varias comunidades autónomas, así como sobre el incremento del gasto militar en los Presupuestos, durante un intenso debate parlamentario que se prolongó durante más de seis horas en el Congreso de los Diputados.
A pesar de la expectación generada por la oposición y por parte de su propio bloque de investidura, Sánchez optó por redirigir el foco hacia una ofensiva ideológica contra el Partido Popular, al que acusó de «bailar al son de los ultrarricos» y de defender una “agenda energética reaccionaria” basada en la prolongación de la vida útil de las centrales nucleares.
Durante su intervención, el presidente evitó referirse a los detalles del apagón, que provocó una gran preocupación ciudadana y múltiples interrogantes sobre la capacidad del sistema energético nacional. Tampoco ofreció cifras claras ni justificaciones sobre el aumento del presupuesto destinado al rearme militar, pese a las insistentes preguntas de diputados del PP, Vox y algunos socios de izquierda.
El tono del presidente fue especialmente duro al abordar la cuestión energética, defendiendo su apuesta por las renovables y arremetiendo contra lo que denominó la «nostalgia nuclear» del principal partido de la oposición. “El PP defiende los intereses de unos pocos mientras nosotros trabajamos por una transición justa para todos”, sentenció.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, reprochó a Sánchez su «falta de transparencia» y calificó de “propaganda ideológica” la intervención del presidente. “Hoy los españoles no han escuchado ni una explicación sobre el apagón ni sobre el rearme. Solo han visto a un presidente más preocupado por dividir que por gobernar”, afirmó.
El debate ha dejado un ambiente tenso en el hemiciclo y ha incrementado la presión sobre el Ejecutivo, que deberá enfrentar en las próximas semanas nuevas comparecencias parlamentarias donde se espera que los ministros responsables sí den cuenta de los temas omitidos.
