La guerra en Siria comenzó en marzo de 2011, cuando manifestaciones pacíficas en Damasco y Alepo exigieron reformas democráticas. Inspiradas por las ‘Primaveras Árabes’, estas protestas rápidamente se convirtieron en un llamado para derrocar al régimen de Bachar al Asad.
En abril de 2011, el ejército sirio lanzó ataques militares contra los manifestantes, resultando en más de mil muertes civiles para finales de mayo. Esto marcó el inicio de un conflicto armado que se intensificó con la formación del ‘Ejército Libre Sirio’.
En 2012, un intento de alto el fuego mediado por la ONU fracasó debido a violaciones por ambas partes. Los rebeldes atacaron Damasco por primera vez en julio, pero fueron repelidos tras semanas de enfrentamientos.
El conflicto se complicó aún más con la intervención de terceros países. En 2013, Estados Unidos comenzó a enviar armamento a los rebeldes, mientras que Rusia e Irán apoyaron al régimen de Al Asad.
El Estado Islámico (Daesh) emergió como una fuerza significativa en 2014, capturando Raqa y estableciendo un califato que abarcaba partes de Siria e Irak. La coalición internacional liderada por Estados Unidos lanzó bombardeos aéreos contra Daesh, apoyando a las fuerzas kurdas en el proceso.
En 2015, Rusia inició una campaña aérea en Siria a petición del gobierno sirio, intensificando la lucha de poderes en la región. Mientras tanto, el Frente Al Nusra se escindió de Al Qaeda, formando Hayat Tahrir al-Sham (HTS).
La guerra alcanzó un punto crítico en 2016 cuando el ejército sirio recuperó Alepo, marcando una victoria significativa para Al Asad. Sin embargo, las fuerzas kurdas, respaldadas por Estados Unidos, lograron derrotar a Daesh en Raqa en 2017.
Con la caída del último bastión de Daesh en 2019, el conflicto entró en una nueva fase. Aunque un alto el fuego firmado por Rusia y Turquía en 2020 congeló las líneas del frente, la situación seguía siendo tensa.
En 2023, la disminución de la presencia rusa en Siria debido a la guerra en Ucrania debilitó al régimen de Al Asad. Finalmente, en diciembre de 2024, los rebeldes capturaron Damasco, forzando a Al Asad a huir a Rusia y marcando el fin de su régimen.
La reconstrucción de Siria ahora plantea desafíos significativos. Con millones de desplazados y una infraestructura devastada, el futuro del país sigue siendo incierto. Las celebraciones de los rebeldes contrastan con la incertidumbre sobre cómo se llevará a cabo la reconstrucción y quién asumirá esa responsabilidad.