Capitán Ala Triste
Es evidente el uso de la zona logística para actividades ajenas al desarrollo portuario. La utilización de la zona logística del Puerto de Ceuta, concebida para operaciones vinculadas al transporte de mercancías y a servicios industriales, ha vuelto a situarse en el centro del debate. La reciente cesión de espacios a entidades no relacionadas directamente con la actividad portuaria, como el Banco de Alimentos, ha generado interrogantes entre comerciantes y organizaciones empresariales acerca de la coherencia de estas decisiones con el objetivo de reforzar el papel económico del enclave.
Aunque la labor social del Banco de Alimentos es ampliamente reconocida, diversos actores locales se preguntan si este es el emplazamiento idóneo para dichas actividades y si la política de concesiones está desviando al puerto de su función esencial.
Falta una hoja de ruta y continúan las oportunidades perdidas. Para muchos sectores de la ciudad, el trasfondo de la polémica reside en la ausencia de una visión estratégica clara por parte de las autoridades portuarias. La falta de planificación a largo plazo estaría provocando que Ceuta deje pasar oportunidades que sí se han aprovechado en otros territorios.
El ejemplo más citado es el de la planta de hidrógeno verde de Puertollano (Ciudad Real), operativa desde 2022, con 20 MW de capacidad instalada, una inversión de 150 millones de euros y alrededor de 1.000 empleos generados. El proyecto constituye una muestra de cómo la innovación industrial y la transición energética pueden convertirse en motores de desarrollo económico, en contraste con otros sectores que reciben grandes inversiones sin aportar empleo significativo.
MAERSK, una oportunidad que Ceuta no ha intentado captar. La escasa iniciativa para atraer proyectos estratégicos también se observa en la falta de movimientos para responder a la propuesta de MAERSK de desarrollar dos grandes plantas de combustibles verdes en España, una en Galicia y otra en la zona del Estrecho.
Años después del anuncio de la naviera danesa, líder mundial en transporte marítimo, no se ha registrado ninguna acción desde Ceuta para competir por estas inversiones, que podrían situar a la ciudad dentro del mapa internacional del transporte marítimo sostenible y abrir vías de colaboración con el Puerto de Algeciras.
La implantación de instalaciones de este tipo permitiría atraer tráficos de menor calado y reducir las esperas en el puerto vecino, una ventaja especialmente relevante en un enclave que actualmente carece incluso de una grúa operativa.
El acuerdo firmado por MAERSK con el Gobierno español en 2022 para impulsar un hub de hidrógeno verde y metanol renovable buscaba aprovechar el potencial eólico y solar. Esta apuesta contrasta con la reciente gestión del proyecto solar en Ceuta, marcada por controversias técnicas y administrativas que han alimentado la percepción de desorientación institucional.
La zona franca, otra asignatura pendiente. Asimismo, el silencio prolongado sobre la posible implantación de una zona franca —una reivindicación histórica de comerciantes e inversores— refuerza la sensación de que Ceuta está perdiendo competitividad frente a otros puertos del entorno que sí han logrado posicionarse con éxito. Ceuta tiene un potencial evidente que exige dirección.
El Puerto de Ceuta cuenta con una posición estratégica privilegiada y un potencial económico indiscutible. Sin embargo, los episodios señalados por la ciudadanía y el tejido empresarial proyectan la imagen de un puerto sin rumbo, con decisiones poco transparentes y una estrategia de desarrollo aún por definir.
La puesta en marcha de un plan claro, realista y orientado al interés general, junto con una política de transparencia fortalecida, resulta imprescindible para que el puerto deje de perder oportunidades y pueda consolidarse como un actor relevante en el Estrecho en un contexto de transición energética y transformación global del transporte marítimo.
Nota: Crear un hub de hidrógeno verde es establecer un clúster industrial y logístico centrado en la producción, almacenamiento, transporte y uso de hidrógeno producido con electricidad 100 % renovable (solar y eólica) mediante electrólisis del agua, con el objetivo de descarbonizar industrias y transportes, creando una infraestructura compartida de uso común que integre renovables y demande hidrógeno para aplicaciones como combustible o materia prima, permitiendo la transición energética y el aprovechamiento de excedentes de energía limpia.
