La visita reciente de la vicepresidenta taiwanesa Hsiao Bi-khim al Parlamento Europeo pone de manifiesto la creciente inquietud en la isla acerca de la indefinición del compromiso de Estados Unidos respecto a su defensa frente a China.
En la reunión entre Donald Trump y Xi Jinping el 31 de octubre en Corea del Sur, que duró 90 minutos, se comentó principalmente sobre la disputa comercial entre ambos países, sin que se hiciera alusión alguna a Taiwán, lo que causó preocupación entre las autoridades de Taipei. Funcionarios de Taiwán expresaron que la ausencia de referencias por parte de Estados Unidos fue inesperada, y aún más relevante resultó que Pekín tampoco mencionara a la isla.
En los meses recientes, China ha afirmado que no descarta el uso de la fuerza para controlar Taiwán, mientras que Trump ha manifestado que no permitirá una invasión china durante su mandato, sin especificar si emplearía la intervención militar en caso de un ataque.
Frente a este panorama incierto, Taiwán procura reforzar sus lazos con democracias europeas. Hsiao Bi-khim intervino en una conferencia sobre China en el Parlamento Europeo, un hecho sin precedentes que, aunque registrado oficialmente como un acto legislativo fuera de la institución, provocó críticas de Pekín. La representación china ante la UE calificó su participación como una injerencia en asuntos internos y un golpe a la confianza mutua.
Durante su discurso, Hsiao subrayó que “la estabilidad en el estrecho de Taiwán no solo afecta a la región, sino que es fundamental para la prosperidad mundial” y resaltó la contribución de la isla en ayuda humanitaria y en estándares internacionales a pesar de su limitada participación global.
La aproximación a Europa forma parte de la estrategia de Taiwán para diversificar sus aliados y mantener su proyección internacional, al tiempo que mantiene una comunicación estrecha con Washington, su principal proveedor de armamento.
