La situación actual de Ucrania se ha complicado con el regreso de Donald Trump a la esfera política internacional. Volodímir Zelenski y los líderes europeos trabajan en las últimas medidas para suavizar la propuesta de paz presentada por Trump, que pone en riesgo la estabilidad y la integridad territorial del país.
El conflicto ha dejado a Ucrania en una situación delicada, donde la protección territorial y las garantías de seguridad son asuntos prioritarios para Zelenski. Mientras Rusia avanza en el conflicto, el presidente ucraniano enfrenta vulnerabilidades internas, incluida la salida de su segundo al mando tras un escándalo de corrupción.
José Ángel López, profesor especializado en Derecho Internacional y Relaciones Internacionales, comenta que la afirmación de Trump sobre que Ucrania tiene «malas cartas» refleja una realidad compleja. Sin el apoyo económico y militar de Estados Unidos, Ucrania podría quedar debilitada frente a las agresiones rusas, dado que la Unión Europea no dispone de recursos suficientes para cubrir ese vacío.
López destaca que, de implementarse el plan de Trump, Ucrania tendría opciones muy limitadas, evidenciando la pérdida de poder de negociación que atraviesa en el plano internacional.
La inquietud de Ucrania ante un posible retorno de Trump a la presidencia es comprensible. Las posturas favorables de Trump hacia Rusia generan preocupación por su posible intención de redefinir el equilibrio global, repartiendo esferas de influencia entre potencias como Rusia y Estados Unidos, en detrimento de países como Ucrania. Según López, esta estrategia recuerda etapas entreguerras del siglo XX, donde se priorizaban intereses unilaterales sobre el consenso multilateral.
Entre las condiciones del plan de paz de Trump se encuentran exigencias para Ucrania que podrían violar principios del Derecho Internacional. Por ejemplo, la renuncia a la aspiración de ingreso en la OTAN o la realización de elecciones a corto plazo constituyen injerencias en asuntos internos, preocupantes desde un punto de vista normativo internacional.
Mientras potencias globales como Trump y Putin lideran este proceso, los mandatarios europeos han quedado mayormente excluidos de las negociaciones. No obstante, Bruselas dispone de una herramienta: la congelación de activos rusos, una medida que podría aliviar temporalmente la situación de Ucrania al liberar importantes recursos financieros.
Dada la complejidad del panorama, existen dudas sobre la reacción de Putin y posibles complicaciones legales derivadas. También preocupa el papel que podrían desempeñar países de la UE con posturas escépticas, como Hungría y Eslovaquia, lo que dificulta alcanzar consensos en torno al apoyo a Ucrania.
