La herida que le causó la muerte al niño llegó como consecuencia de una mordedura en el cuello. Muchos de los perros genéricamente conocidos como de raza pitbull se encuadran en lo que la normativa cataloga como animales «potencialmente peligrosos», precisamente, por la potencia de su mordedura.
Al parecer el perro es propiedad del padre del niño y el ataque se produjo en el interior de la vivienda familiar, situada en el barrio capitalino de La Gallega, poco después de las tres de la tarde, sin que se conozcan todavía más detalles acerca del animal, que fue trasladado al albergue comarcal Valle Colinos. Al juez de turno le corresponde decidir el destino del perro, que podría ser sacrificado, si se sigue el patrón de otros casos similares.
Los padres del niño, tras certificarse su muerte en el Hospital de La Candelaria, se encontraban en estado de «shock», según fuentes cercanas a la investigación, que buscaron por todos los medios aislarlos de la previsible conmoción que se produjo en este popular barrio santacrucero.