«Estamos deseando que vuelvan las muchachas», declaró, en abril de 2022, Salvadora Mateo, entonces delegada del Gobierno en Ceuta. «Te lo digo empezando por mí, que estar trabajando aquí por la mañana y estar de limpieza por la tarde, la verdad es que cuesta», añadió ante la prensa. Sus palabras, subtituladas en varios idiomas, dieron la vuelta a medio mundo.
La delegada se refería a las trabajadoras marroquíes que cruzaban a diario la frontera entre ambos países hasta que la pandemia incitó a las autoridades de Rabat a cerrarla. Se reabrió en mayo de 2022, pero no todas las asistentas han vuelto a la ciudad autónoma. Las autoridades marroquíes ponen cada vez más trabas a su regreso.
Antes de la pandemia serían algo más de 2.000 los transfronterizos que pasaban a diario a Ceuta para trabajar legalmente, la mayoría eran mujeres que limpiaban hogares, porque estaban dados de alta en la Seguridad Social. Ahora ya solo pueden cruzar menos de la mitad. Ese número no parece que vaya a crecer, pese a que la demanda de mano de obra es algo mayor en Ceuta.
Aquellos marroquíes que cuentan con un contrato de trabajo, deben solicitar un visado en el Consulado de España en Tetuán válido para entrar en Ceuta y darse allí de alta en la Seguridad Social. Desde hace ya un mes las autoridades fronterizas marroquíes rechazan ese documento. Imposible, por tanto, pasar a Ceuta para iniciar los trámites para empezar a trabajar y cobrar una nómina.