El municipio leonés intenta mantener la armonía tras el error en la venta de participaciones de la Lotería de Navidad, sin que hasta ahora se hayan presentado demandas
Desde que el número 79.432 fue premiado con el Gordo de la Lotería de Navidad, Villamanín (León) atraviesa una etapa de incertidumbre tras descubrirse un error cometido por la comisión de fiestas local. El grupo admitió haber vendido 50 participaciones que no se consignaron oficialmente en la administración antes del sorteo, dejando a sus compradores sin derecho legal a cobrar el premio.
Esta situación ha generado una delicada tensión en el pueblo, que cuenta con poco más de 860 habitantes, y menos aún en invierno. En una reunión realizada este lunes en el ayuntamiento, los integrantes de la comisión de fiestas dedicaron varias horas a analizar posibles alternativas para resolver el problema. «Nuestro objetivo es preservar la convivencia en el pueblo,» afirmó Cristina Sanz, portavoz del grupo, quien destacó que el entendimiento entre vecinos es la única solución posible.
El error ocurrió cuando los jóvenes encargados de la venta informaron a la administración que se habían distribuido 400 participaciones, cuando en realidad fueron 450. Las 50 participaciones no consignadas carecen de respaldo legal, a pesar de haber sido pagadas. Cada participación representa una parte del premio total de cuatro millones de euros.
Se considera la opción de que los poseedores de participaciones válidas donen voluntariamente una parte de su premio a los afectados, medida que solo sería factible si no se recurre a los tribunales. Según fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, hasta el momento no hay denuncias relacionadas, lo que mantiene abierta la posibilidad de un acuerdo extrajudicial.
La tensión es palpable en la vida cotidiana del pueblo. En el Hogar del Jubilado, un punto habitual de reunión, el asunto ha desplazado las charlas habituales. «Somos pocos y todos nos conocemos», comenta un vecino que prefiere no identificarse. Otros defienden a la comisión de fiestas recordando que su tarea es voluntaria y el error ha sido reconocido.
Ángela Suárez, camarera del bar local, señala que la mayoría apuesta por una resolución justa: «Los nervios provienen principalmente del exterior. Aquí se entiende que fue un error y se busca una solución.» La palabra “convivencia” se repite en este municipio que atraviesa un declive económico desde el cierre de las minas de carbón.
Por ahora, Villamanín permanece en calma tensa. Sin denuncias ni acuerdo firmado, el destino del reparto del Gordo está pendiente de definición. La esperanza común es que el dinero no afecte la cohesión de esta comunidad donde los nombres y las historias se conocen bien.


