El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó un memorándum que reactiva la pena capital en Washington D.C. Esta acción busca fortalecer el marco jurídico para sancionar delitos considerados particularmente graves, reimplantando en la capital una medida que había sido suspendida durante décadas.
El anuncio ha provocado un amplio debate político y social. Quienes apoyan la iniciativa argumentan que podría funcionar como un elemento disuasorio frente a actos violentos. En contraste, organizaciones de derechos humanos y representantes comunitarios han manifestado su oposición, indicando que la pena de muerte es una sanción irreparable y su aplicación suele ser discriminatoria.
Esta determinación representa un cambio importante en la política criminal de la capital estadounidense, donde tradicionalmente se han promovido alternativas a la pena capital.