En un movimiento estratégico de alcance global, el presidente chino Xi Jinping ha reforzado su acercamiento hacia América Latina, posicionando a China como un aliado confiable y una opción frente a lo que describió como la «intimidación» de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump.
En una cumbre realizada en Pekín, Xi Jinping recibió a los jefes de Estado de las tres principales economías latinoamericanas —Brasil, México y Argentina— en un foro enfocado en fortalecer la colaboración económica, tecnológica y política entre China y la región.
«China no pretende imponer condiciones, sino colaborar», declaró Xi en su intervención inicial. «Ante las presiones externas y los juegos de poder, proponemos respeto mutuo, desarrollo compartido y respeto a la soberanía.»
El encuentro, que tuvo lugar en un contexto de renovadas tensiones entre Pekín y Washington, destaca el interés de China por consolidar su influencia en América Latina mediante inversiones en infraestructura, comercio digital y energías renovables. Además, busca reforzar lazos políticos con gobiernos que enfrentan presiones de la Casa Blanca, en un escenario donde Trump ha intensificado su retórica proteccionista y su política exterior unilateral.
Los mandatarios latinoamericanos resaltaron la importancia de diversificar sus alianzas estratégicas y apreciaron la disposición de China para ofrecer financiamiento sin condiciones políticas explícitas. La visita incluyó la firma de diversos acuerdos bilaterales en áreas como telecomunicaciones, transporte y colaboración científica.
Expertos señalan que este foro representa un avance hacia una política exterior más independiente de varios países latinoamericanos, donde China emerge como un contrapeso importante frente a la influencia estadounidense.
La cumbre concluirá mañana con una declaración conjunta que, según fuentes diplomáticas, incluirá un llamado a promover el multilateralismo y a respetar la no intervención en los asuntos internos de los Estados.